Parte de los barrios indígenas o barrios fundacionales, conformado como una comunidad auténtica, casi independiente física y funcionalmente de la ciudad, se encontraba separado por áreas y huertas y se integraba por calles reales y veredas en la época fundacional de la ciudad de Puebla.
Puebla nace como un centro de comercio entre España y la ciudad de México, pero donde se hacían las primeras vendimias entre el trayecto de Veracruz a la gran capital fue aquí mismo, por lo que el área del mercado ahora denominado El Alto, gran centro mercantil, entre lo popular y lo europeo. La tradición continua, el mercado antes de pescados y mariscos ahora se vuelve de gastronomía y cultura.
La vida de los habitantes de los barrios era sencilla, sus construcciones primerizas se levantaron con paredes de tapias o lodo comprimido, techos de dos aguas con zacate y algunas con tejamanil, puertas de madera un poco toscas y a veces ornamentadas por las manos de los artesanos del barrio.
Las fiestas religiosas tenían tanta importancia como las fiestas profanas, en San Francisco se realizaba el Vía Crucis en Semana Santa, tradición que desde hace uno o dos años se ha ido rescatando por la arquidiócesis de Puebla, las capillas se encuentran casi completas y el recorrido aún se puede realizar caminando empezando en la iglesia de San Francisco y terminando en El Calvario.
Fue el asiento físico de la Diócesis de Tlaxcala y el primer edificio catedralicio, único sitio barrial que conserva el edificio del cabildo indígena (El Portalillo) y la plaza, aunque ahora ahí se encuentra el mercado de El Alto. El diseño urbano obedece a los pequeños grupos de manzanas en torno a un conjunto conventual, la plaza y el cabildo. Dentro del conjunto se encuentran otros templos importantes como el: Ecce Homo, Santa Cruz, que da al antiguo camino real, o camino a los ranchos o haciendas de los pueblos de La Resurrección, San Sebastian de Aparicio y San Miguel Canoa, Iglesia de Fátima, Balvanera y La Candelaria de Xonaca.
Foto por Daniela Calderón
Es importante mencionar que dentro del Templo de San Francisco uno de los más importantes o emblemáticos de la zona se encuentra también la capilla del Beato Sebastián de Aparicio, dentro de lo que fuera la antigua capilla de la Virgen Conquistadora traída por Hernán Cortés cuando llego a conquistar las tierras.
Ahora conocido como centro cultural, gastronómico, hito y lugar más representativo de los famosos Mariachis y también de los Huehues, por contar con una de las cuadrillas más importantes que en esta época del año, mezclan la vida pagana y las prácticas religiosas católicas, así como el sincretismo cultural de elementos indígenas, mestizos y europeos y danzan para imitar y ridiculizar a los españoles y se dice que es en preparación para la Semana Santa.
Foto por Guillermo Reynoso