Ubicados en la calle 6 sur del Centro Histórico de nuestra ciudad de Puebla y conocido con ese nombre porque se dice que una época durante la temporada de lluvias se inundaba del agua que provenía del río de San Francisco lo que poco a poco hizo que llegara a haber una gran cantidad de sapos.
La plazuela tiene una forma irregular, al igual que las calles que vienen hasta el callejón, se debe a la acequia del Molino del Carmen que pasa por ellas, hoy en día se nota por la elevación del suelo.
Se dice que antes también era conocida como Plazuela de San Jerónimo esto debido a la cercanía con el templo de San Jerónimo y el convento o probablemente a que era la zona del barrio de San Jerónimo en ese entonces.
Como fue pasando el tiempo esta plazuela y el callejón vieron crecer mucho comercio en la zona, había pulquerías, cantinas, una petrolería y sobretodo las famosas tiendas de antigüedades de los sapos. El señor Salvador Macías y la Güera Cabrera conocidos como los primeros en instalarse en la zona y comerciar antigüedades así como la galería de Ramírez Osorio. Este gremio se ha integrado perfectamente ya que existen los vendedores del tianguis que le dieron fluidez al comercio durante los fines de semana convirtiéndose en un atractivo turístico a nivel internacional.
Esta zona nace comercialmente como tianguis dominical desde hace aproximadamente 45 años, ahora ya existente durante el sábado y días festivos. El reflejo de los objetos que ahí se venden es el reflejo también de una forma de vida del paso del tiempo. El concepto no tiene nada que ver con la calidad, la antigüedad tiene un valor estético que esta al margen de los años que su valor real viene desde su fabricación , el material y la conservación son particularidades que influyen en la venta. Las piezas artísticas marcan la diferencia y depende del gusto de la persona, coleccionista elegirla y realizar la búsqueda con los anticuarios.
El callejón es el lugar más fotografiado de la ciudad de Puebla, ahora icono turístico, zona de mayor afluencia turística, por la venta y por el atractivos de la arquitectura, casas, restaurantes, hoteles y lugares de venta de antigüedades. El encanto único de los sapos es la mezcla de gente que va a pasear, comer disfrutar y pasar por esta plazuela y callejón.
Ahora podemos caminar, entrar a los negocios de antigüedades, bazares o recorrer los puestos de los tianguistas durante el fin de semana, disfrutar de una deliciosa comida típica poblana, entrar a galería de los hoteles ahí se encuentran o ir a la típica pasita en lo que para muchos es conocido como el Barrio de los Sapos.
Twitter: @DanyCaPo
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