“Primero yo y que se caiga el mundo”.
Esa famosa frase parece quedarle a la perfección al ex presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Puebla, Néstor Camarillo.
Y es que una vez que parece que consiguió la senaduría para las próximas elecciones, deja el barco hundido, en plena crisis de desbandada.
La salida del político de 36 años, ha causado escozor y resentimiento de los que quedan y más de los que se fueron.
Por eso ahora se dice en los corrillos políticos, que ante estos movimientos se destapará un escándalo de extorsión y venta de candidaturas.
Todo como parte de la severa crisis que vive el ex partidazo.
Acusaciones, amenazas y posibles denuncias penales enturbian la salida de Camarillo.
Se habla de la venta de espacios y aseguramiento de candidaturas en el PRI.
Los afectados incluso están dispuestos a declarar ante la Fiscalía y llevar a las autoridades a los responsables.
No tardan, dicen, solo organizan pruebas.
Acusan que aspirantes a candidaturas a presidentes municipales fueron citados a las oficinas del Comité Directivo Estatal, para los negocios turbios.
Incluso priistas señalan que la punta de lanza es el secretario de Operación Política, Adrián Trujillo Tobías.
Las acusaciones indican que se llega a pedir de 200 hasta 500 mil y ya en casos especiales, la cifra llega a un millón de pesos por ir asegurando las candidaturas.
La consecuencia de estos actos es la desbandada y orfandad en la que queda el PRI.
Ahora la pregunta es: ¿cuánto puede perjudicar a Lalo Rivera el apoyo del PRI?
¿Abona o resta?
Estos escándalos al interior del tricolor serían suficientes para vetar a Néstor.
Pero eso no sucede en México y menos en el PRI.
¿Qué sigue en este réquiem priista?
Tiempo al tiempo.
La jugada
Vaya golpe de timón que se dio en el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en materia de comunicación.
Inmediatamente se notó el cambio. Ahora hubo una conferencia de prensa bien estructurada, comunicados oficiales a tiempo.
Revivió simplemente.
Una jugada de ajedrez
El movimiento que hizo Alejandro Armenta, al colocar a José Tomé como encargado de la comunicación de Morena en Puebla, es simplemente para apretar este tema del que cojeaba el partido.
Y quien mejor que Pepe para tomar las riendas y enderezar con su larga experiencia, ese barco que en materia de comunicación andaba perdido.
La medida es a tiempo antes de que inicie la campaña, por lo que se aprietan las tuercas necesarias.
Se nota que no hay exceso de confianza y van por todo a las elecciones.