En el principio fue Morena y Miguel Barbosa su profeta. Es difícil contar cuántas personas caben en un mitin, pero de que eran un chingo, eran un chingo, todo se vio de color guinda. Hubo alcaldes, diputados locales y federales, viejitos y viejitas; no sólo eso, pues hasta los ex, y no necesariamente los ex novios o ex esposas que todos repudiamos, sino los ex priistas y ex morenovallistas que se ocultaron tras los rincones temerosos de que alguien los viera, ahí estaban.
El rostro de piedra, como lo llamara el escritor Eduardo Antonio Parra a Benito Juárez, testificó con una sólida mirada el arranque de precampaña del nuevo mesías poblano: Barbosa, aquel quien conoció el abismo mientras compitió contra Martha Erika Alonso, quien juró y perjuró que los morenovallistas le robaron la elección el año pasado; aquel quien se confrontó hasta contra sus propios demonios en ese difícil y polémico 2018.
Así regresó Luis Miguel Barbosa: desde el más allá para el más acá.
Faltaron los gritones, el confeti y la matraca, no llegó Rosita la de La Resurrección (seguro estaba en el revoloteo que traen por sus elecciones auxiliares) pero sí apareció Leonell, “El Pelón del zócalo”. También ya se sumó el sempiterno líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, René Sánchez Juárez, quien se puso, ¿que cómo chingaos, ¿no?: “¡a sus órdenes, jefe!”.
Campesinos y campiranos, sindicalizados llegaron y hasta Nay Salvatori bien puesta con su monchis y su música de los Doors acuestas (Love me two times). También apareció en el escenario el elbista Guillermo Aréchiga y el líder morenista Gabriel Biestro quienes al unísono gritaron consignas a favor del favorito en las encuestas.
Emilio Maurer con su florido vocabulario dio el espaldarazo de todos esperado, sus palabras retumbaron hasta los oídos de don Benito: “Vamos con Barbosa porque tiene huevos y porque le han crecido”. Y cómo de que no, si tiene la bendición de ya saben quién, seguro son ya los carga de avestruz, le faltó rematar al ex dueño de La Franja.
Reaparecieron algunos compañeros periodistas con sus respectivos pasquines mostrando al precandidato su foto en primera plana, en la que el ex senador Barbosa levanta la mano en señal de triunfo. “Estamos con áste, licenciado”, dijo el colega de la prensa chiquita, quien nervioso intentaba conjugar el verbo “astear”.
Unas horas antes, su contrincante, Alejandro Armenta arrancó campaña al pie de la estatua de los Hermanos Serdán, no obstante, aquí se vio todo de otro color, no guinda pero sí hormiga, pues la cargada, la mera verdad, estaba del otro lado: en El Parque Juárez.
Unas mantas aparecieron en unos puentes por la mañana dominical, todos espantados corrieron a verlas pensando que era el mensaje de algún cartel o de alguna banda huachicolera y no, eran los presidentes municipales quienes acusaron al senador Armenta de presionarlos a cambio de recursos federales.
A diferencia de los discursos solemnes con los hermanos Serdán, en el Parque del Benemérito todo fueron risas, consignas y fotos:
Foto con el precandidato (click).
Con mi amigo el licenciado (click).
El besamanos (click).
La viejita con jorobas (click).
El líder de la colonia (click)
Besos a una niña (click).
Me canso ganso (click).
La cuarta transformación (click).
Por aquí, mi licenciado (click)
Licenciado esto (click).
Licenciado lo otro (click).
Cho’ gusto licenciado (click).
Sin duda ayer todo quedó bien claro: los que sepan leer, que lean, los que sepan ver, que vean y los que sepan escuchar, que escuchen bien las palabras del Señor, porque en el principio fue Morena y Luis Miguel Barbosa su profeta.
Fotos: Es Imagen / José Castañares / Andree Jiménez
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