¿En qué momento se descompuso todo esto?
Todos los días recibimos una llamada telefónica o mensaje de whatsapp de algún amigo o conocido y nos enteramos que lo asaltaron o dejó su automóvil en la calle y cuando regresó ya no estaba. Le quitaron el motor a su coche. Robaron un Oxxo. Le dispararon en la plaza de algún centro comercial a alguien que había retirado dinero; se metieron a la fábrica de algún conocido y se llevaron sus computadoras.
¿En qué momento se descompuso?
La nota roja es una de las principales informaciones de todos los diarios impresos y electrónicos. Y aunque no lo escribamos, aunque tratemos de ocultar la verdad, no importa, no dejamos de enterarnos de robos, asaltos y asesinatos. Siempre una llamada telefónica, siempre un mensaje telefónico y ya hay personas cercanas a nosotros que han sido víctimas de toda esta ola de violencia.
Puebla pasó de ser un estado y una de las ciudades más tranquilas del país a ser una mancha roja en la geografía. Hace tres años, cuando todavía vivíamos en el sueño morenovallista (algo así como el sueño americano), el investigador poblano Fernando Montiel Tiscareño publicó para el portal Sin Embargo un análisis que nos erizó la piel a muchos y por supuesto también hizo fruncir muchos seños, sobre todo a los funcionarios de la entonces administración estatal.
Dicho análisis predijo que Puebla se convertiría en un estado en el que azotaría la violencia y es que comparó lo que ocurrió en Bogota, Colombia hace treinta años con lo que ocurre en este momento en nuestra ciudad: desarrollos inmobiliarios, inversiones e inversionistas, autos de lujo y una vida que no todos se pueden dar y sin embargo existe.
Además, no es de sorprenderse que todos los días hay nuevos desarrollos inmobiliarios y plazas comerciales que no necesariamente están habitadas, es más, muchos de estos centros de venta se encuentran con locales vacíos o en obra negra, es decir, el mejor punto de lavado de dinero.
Montiel en su artículo del 2016 mencionaba lo siguiente: “No, el tema es que no hay mucha claridad en cuanto al origen de las fortunas que están financiando desarrollos inmobiliarios de ensueño en la capital poblana. (¿Por qué hay tantos complejos comerciales en obra negra, a medio terminar desde hace años?) El tema es que la borrachera de modernidad que mantiene intoxicados a los poblanos les impide ver –ya no se diga cuestionarse- quién es de verdad el mandamás en el estado.
”¿El gobierno? No sabe, no quiere, o no puede ver lo que pasa. Y he aquí la triada madre de todos sus vicios: ignorancia, complicidad y/o incompetencia. Sería fácil de creer y tal vez no tan difícil de probar la asociación o servilismo del gobierno con los dueños anónimos del dinero en Puebla. Rumores no faltan y, en la ciudad, se escuchan muchas cosas: ‘Puebla es como Bogotá hace treinta años’ (…) No es tan difícil de entender.”
Lo más sorprendente de dicho artículo son sus párrafos finales, pues ya da por hecho que los poblanos nos tendremos que acostumbrar a ver escenas de tiroteos, robos y asesinatos:
“Puebla está (¿todavía?) en esa fase de negación. En cualquier caso, la realidad se impone. La caída, como resultado de una investigación por tráfico de combustible, del Secretario de Seguridad Pública del estado, Facundo Rosas Rosas –y con él, la de buena parte de la jerarquía de seguridad- destapó una cloaca que nadie quería ver.
”Las cosas ya no serán iguales. El miedo ciega, y la propaganda oficial también. El oasis ha desaparecido. Puebla y sus habitantes deberán ahora acostumbrarse a ver escenas como la que tuvo lugar en enero de 2014, cuando un comando armado atacó un bar -que por cierto presumía tener “auténtico ambiente sinaloense”- en la Avenida Juárez, hiriendo a dos personas, y en el que todavía hoy se pueden ver los agujeros de bala”.
Recuerdo que cuando fue publicado en el portal Sin Embargo, el morenovallismo en pleno denostó el artículo de Montiel. Los adictos a la publicidad gubernamental trataron de ignorarlo y olvidarlo.
-¿Leíste el artículo de Montiel?, ¿qué te pareció?, -me preguntó un colega.
-Conozco a Montiel en persona y lo que más me preocupa es que nunca se ha equivocado, -respondí.
En esa época, hablamos del 2016, un analista del tema de seguridad pública nos comentó a un colega (uno de los dos mejores reporteros policiacos que hay en Puebla) y a mi que Rafael Moreno Valle, Facundo Rosas y el fiscal habían creado una burbuja que tarde o temprano le reventaría a sus sucesores.
Así fue.
Ilustración: Alejandro Medina
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