A ver, a ver, ¿quién diablos va a ver el debate del INE y cuánto va a afectar en los resultados de la elección? Sólo lo hará un pequeño porcentaje de personas y no va a afectar en nada. Muchos interesados en la política local preferirán ver el final de finales de Game of Thrones que se transmitirá a partir de las ocho de la noche en HBO y acabará hasta las nueve y media.
Además, el mentado debate del INE poco va a influir en los resultados de los comicios de junio próximo o me atrevería decir que nada, porque los debates que valen la pena nunca son los estatales. Se ponen medio sabrosones cuando salen a relucir las acusaciones y la guerra de lodo, pero el tema de ese día, se los juro, va a ser quién se quedó con el Trono de Hierro, no quien aspira a ese otro trono que no es el WC y que más bien tiene que ver con Casa Puebla.
El ciudadano común y corriente no es ni chairo ni es fifí. Está cansado de tanta guerra política, no ve las mañaneras de López Obrador ni al grupo de presuntos periodistas, entre ellos un tipo al que le dicen La Molécula, que se la pasan adulando al presidente con preguntas cómodas. El ciudadano de a pie ya votó el año pasado y está más preocupado por tener dinero y que no lo asalten ni a él ni a nadie de su familia.
¿Qué carajos le importa al ciudadano un debate de ideas? Muchos podrán decir que está mal porque no se interesa, pero la verdad no es que está bien ni mal, simplemente así es. Este proceso electoral tampoco ha sido como que muy interesante que digamos, quien contradictoriamente juega el papel de opositor, que en este caso es Cárdenas, genera apatía y muchos bostezos.
Pero no se agüiten, ni se aflijan ni se aflojen, el domingo en redes sociales leeremos las típicas publicaciones de nuestros políticos con sus selfies; luego, repetirán como loros algunas frases de sus candidatos y para rematar los tres equipos se declararán ganadores del debate.
Los que quieran quedar bien sacarán sus fotos con sus candidatos y pondrán el típico, cursi y ridículo: hashtag #yaganamos.
¡Uy, qué emoción!
Por eso a la gente no le importa la política, chingao.
Es como el reciente encuentro organizado por la cúpula empresarial que no sirvió para nada. A ver, ¿quién se enteró? ¿Cuántas personas lo vieron y a poco fue tema de discusión en los cafés y restaurantes poblanos? Por supuesto que no.
La intención no era difundir los monólogos del cavernícola que se aventaron tanto Jiménez Merino como Cárdenas Sánchez, el fin era quemar a Barbosa Huerta porque no asistió, pero ni lo rosaron ni lo dañaron. Sigue arriba en las preferencias.
Además, muchos panistas ahora sí se pusieron muy gallitos cuando el año pasado no criticaron que su candidata Marta Erika Alonso tampoco quiso asistir a los debates. Vaya congruencia. Creo que en ese momento hasta las cúpulas empresariales se quedaron calladitas, calladitas.
Así que los que verán el debate del INE es porque: son periodistas, están obligados, aspiran a cobrar en la nómina gubernamental o hay algún interés o negocio en particular, de ahí en fuera, la mayor parte de gente pensante estará preocupado por ver si el trono es para los Targaryen o para los Lannister o para los Stark.
Casi puedo asegurar que hasta empleados del INE van a poner en sus celulares el HBO Go para estar con un ojo al gato y otro a la serie.
En fin, no nos queda más que decir: Valar morghulis.
Ilustración: Alejandro Medina
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