En memoria de un gran amigo desde la primaria,
Juan Carlos Moreno Macedo, que en paz descanse
En la víspera de los comicios, el debate ya no es quién va a ganar. Eso ya se sabe desde que arrancó la contienda. La pregunta es por cuánto. Las encuestas coinciden en una diferencia de alrededor 20 a 25 puntos y la más reciente hecha por El Financiero (la auténtica, no la difundida por Enrique Cárdenas) es una diferencia de 16 puntos.
Si los estudios demoscópicos hechos por Mas Data, BEAP, Centro de Estudios Consultivos Reforma, Financiero, El Heraldo de México, entre otras firmas, no se equivocaron, la diferencia entre Luis Miguel Barbosa y Enrique Cárdenas será de dos dígitos, es decir, una elección que será imposible impugnar. Arriba de cinco ya es casi imposible echar abajo un proceso electoral o al menos judicializarlo.
Ese resultado provocará una caída de credibilidad en el candidato de ese partido y su principal operador, Gabriel Hinojosa, quien, de manera muy jocosa, ya hasta comparó a su abanderado con una teibolera.
Lo segundo a preguntar es por cuánto será el nivel de abstencionismo: si es del 50 o 60 por ciento. En ambos casos, no importa, pues sea como sea habrá gobernador. Ya ocurrió en una elección reciente cuando Tony Gali le ganó a Blanca Alcalá. Los perdedores argumentarán que el vencedor carece de representatividad, pero es algo falso porque tampoco están apoyando al derrotado. Es decir, no cuenta. Es como el futbol, al Cruz Azul no se le recuerda por su desempeño en la temporada sino porque al llegar a la final siempre pierde.
¿Cárdenas la cruzazuleará?, como diría el clásico: es pregunta, que conste.
El PAN está cruzazuleado,
¿quién lo descruzazuleará?
El que lo descruzazulee,
buen descruzazuleador será.
Se espera en términos generales una elección tranquila. En la mesa del INE, el representante del PAN, PRD, Movimiento Ciudadano dirá que hay irregularidades en “x” número de casillas, que encontraron gente amenazando y comprando votos, pero nunca presentarán pruebas. No es que lo desee, pero es que es el mismo cantar de todos los procesos electorales. Sólo que a los panistas por arte de magia ya se les olvida su pasado morenovallista, en fin, será un día lleno de “borregos” y sin incidentes mayores.
A partir del lunes por la mañana iniciará una verdadera cacería de brujas en el PAN, porque lo más contradictorio de todo: ¿a dónde quedaron todos los votos que se le dieron a Marta Erika Alonso el año pasado? O hay huelga de brazos caídos en Acción Nacional o están promoviendo la vieja lógica de perder para ganar o lo peor nunca hubo dirección en ese partido y hasta los albiazules prefieren descansar en domingo.
En el caso del PRI, don Rural debería retirarse un rato. Quizá sea el primero en reconocer la derrota orillando a las caras largas y tristes en la casa de campaña de Cárdenas, además provocaría que quede solo Acción Nacional.
Los panistas tradicionales poblanos en el fondo festejarán porque ya no habrá espacios para el morenovallismo y el PAN será nuevamente un partido de familias que se reparten puestos entre diputaciones, regidurías y cuando las condiciones les favorezcan ganarán las alcaldías de Puebla, Tehuacán, San Andrés Cholula y San Martín Texmelucan. Y como se pondrán críticos conseguirán obra pública.
A partir del lunes, lo que se pondrá bueno es ver qué pasará con las alcaldías que gobierna Morena. La tregua se les terminará a sus respectivos alcaldes y habrá que ver con qué regresan y si es que están dispuestos a sumarse al proyecto de la cuarta transformación que aterrizará en el estado.
Aviso de ocasión
Importante, si ven al panista y ahora funcionario de gobierno: Miguel Ángel Labastida Carballeda, díganle que por favor pase a pagar los meses de renta que adeuda desde el 2015. Que sino ya le van a decir Ron Damón.
Es cuanto.
Foto: Es Imagen / Miguel Romero
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