En el PAN se pronostican lluvias, viento, tormentas, huracanes, sequía, heladas y huelga de brazos caídos de todos aquellos que en el 2010 le ponían dinero y huevos a las campañas. Muchos de sus militantes no irán a favor, muchos no irán en contra, más bien el día de los comicios ni irán a las urnas.
Tampoco harán campañas ni pro ni anti Enrique Cárdenas, simplemente se tirarán a la hamaca a ver cómo se hunde su partido. Quieren mirar de reojo como le salen las burbujitas del Titanic, una vez que se ahogan los músicos y el capitán al mando.
Y esa apatía responde a que nadie va a ganar nada en los comicios, ni lo que queda del morenovallismo, ni los panistas de base que nunca han sido tomados en cuenta.
Dicen los espectaculares del panismo “volver a creer”. En la frase aceptan implícitamente que la gente ya no confiaba en el gobierno y la forma de hacer política de Rafael Moreno Valle, pues al señalar eso, admiten que en Puebla, la gente no creía en lo que conoció del panismo más reciente y ese fue el que encabezó el ex gobernador que dirigió los destinos de Puebla durante casi ocho años.
Y a todo esto ¿volver a creer en qué o en quién? ¿En tristeza?
Solo una aclaración, esa es una interpretación: si ellos mismos -los panistas- ya no creían en sus acciones y decisiones, ¿qué diablos podemos esperar los de a pie?
La impugnación contra la candidatura de Enrique Cárdenas solo hunde más al partido albiazul que cada vez está balcanizado. La salida del doctor Simi – Salvador Escobedo Soletto- de la secretaría general del blanquiazul sólo complicó más las cosas.
No es la primera vez que se ha dicho que a nivel estatal no hay liderazgos, no hay rumbos, cada vez se le salen más militantes a Genoveva Huerta y ella, orgullosa, dice que unos dan un paso atrás y otros dan un paso al frente ante la adversidad, la verdad, es que parece más bien que con sus pasos baila una cumbia o en su caso particular el pasito Tun-Tun. Puede ir paso a pasito, como Angélica María, pero con palos de ciego.
Las guerras internas en Acción Nacional son imparables. Necesitan tocar fondo. Les urgen nuevos liderazgos y dar un golpe de estado a la dirigencia si quieren conservar un poco de dignidad.
Así como están las cosas, la idea de crear una delegación es más sana con el fin de limpiar lo que queda de ese partido.
A Enrique Cárdenas no le dará tiempo para hacer campaña y será rehén de pleitos que no son suyos, de envidias que no son suyas, de divisiones que él no provocó ni le arrebató el poder a los yunques ni espió y amenazó a quien se quiso pasar de vivo.
Cárdenas podría pasar -dicho sea con todo respeto a su formación académica- como el tonto útil. El tiempo corre y en uno de los partidos que va a representar no lo quieren; lo mejor sería que mejor encabece al PRD o a Movimiento Ciudadano y ya que se sume al final Acción Nacional mientras arreglan sus pleitos de mercado y tristeza deja su orgullo para mejores momentos.
Pobre PAN tan lejos de Dios y tan cerca del Yunque.
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