No sé cuántas personas de las que estén leyendo estas líneas recordarán a Don Biblioteco y su nieta Marilú, protagonistas de la serie ‘El Tesoro del Saber’. El programa se transmitía en las tardes por el canal 2 en los ochenta.
La canción de entrada mencionaba que en los libros encontraríamos el tesoro del saber y que en ellos encontraríamos letras que al ponerlas unas con otras parecen notas de una canción.
Bueno, no sé si a ustedes les ha pasado pero por una cosa u otra mi tradicional costumbre de leer antes de dormir ha desaparecido desde hace ya varios meses, años quizá.
Y es que a lo largo de la vida tu mente y tiempo empiezan a ocuparse con cosas que vas leyendo a lo largo del día: correos electrónicos, mensajes de Whatsapp, artículos en Internet, mensajes en Facebook, Twitter, páginas de periódicos, revistas y cuando llega la noche sientes que ya leíste lo suficiente como para todavía leer un poco más.
Reconozco que en mi caso ha sido por flojera. Afortunadamente me da por comprar libros y me regalan otros cuantos, así que tengo varios acumulados.
Tristemente lo que también están acumulando es polvo y eso no debe de ser.
Así que iniciando el año me propuse empezar a leer un poco cada noche. Lo cierto es que no ha sido sencillo, pero lo he disfrutado.
¿Me permite darle un consejo?
¡Hágalo!
¡Viera qué rico se duerme!
Escoja libros que tenga ganas de leer, que no le importe si no son precisamente los grandes clásicos o los que uno quisiera presumir. El chiste es irse haciendo el hábito e ir escogiendo lo que a uno le vaya gustando.
Le confieso que leí la biografía de Silvia Pinal y la disfruté página a página.
Recordé que nunca había leído ‘Don Quijote’ y ahora estoy en ello. No llevo prisa, voy a mi paso y lo he ido disfrutando de tal forma que quiero recomendárselo.
Busque un lugar especial en su casa, que no sea su cama. Ponga una luz apropiada y escoja una hora que le venga bien. En mi caso es en las noches, antes de dormir. Me niego a leer en la cama, así que lo hago en la sala. Mi medida es un capítulo del libro por día, lo largo o corto que esté y de ahí… ¡A dormir!
Otra cosa que me niego a hacer es leerlos en mi tableta. El libro es el libro, tiene su olor, el sentirlo en mis manos, el pasar cada página es una experiencia que no cambio por nada.
Ha sido algo bueno que ya me he adquirido en este 2016. Y que espero que si usted lo hace los disfrute tanto como yo.
Además, nos permite poder recomendarles a amigos y familiares algo bueno que leer. Y espero que fomente en los famosos “millenials” el gusto por la ortografía y por dejar de escribir con los pies, de usar abreviaturas que no vienen al caso o sustituir ‘k’ por ‘qu’ pensando que ahorran tiempo, o usar solamente ‘?’ o ‘!’ y un largo etcétera. Confieso que mi ortografía no es perfecta, pero ha mejorado y eso lo agradezco.
Si decide hacerlo, tomar el reto de la lectura diaria, dígame… me dará mucho gusto.