De fiesta porque los panistas no se ponen de acuerdo en la elección de candidatos, porque detrás de la cerrazón aparece un Fernando Manzanilla quien mueve los hilos para mantener un control político de lo poco que le quede a pesar de ser un militante del PES.
Lo ocurrido ayer en donde los seguidores del “hombre del portafolio gris”, Edmundo Tlatehui Percino (se pronuncia porcino) azuzados por Leoncio Paisano y demás panistas que están a punto de ser enjuiciados por presuntos malos manejos del erario, le ha dado fortaleza a Morena porque saben que si los panistas se dividen la elección de junio será para ellos un día de campo soleado.
Al no ponerse de acuerdo sobre el tema de si es Eduardo Rivera Pérez el candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, al poner en evidencia sus diferendos, los morenistas se soban las manos, pues aunque los números no favorecen al partido de López Obrador en Puebla, las confrontaciones entre esos partidos y de manera interna, sí.
El problema es que piensan que la fórmula de votar por partidos será la que garantice el triunfo. Esa medición le cae mejor a Morena, Morena debe privilegiar la imagen de su marca porque es la imagen de López Obrador, la alianza opositora debe privilegiar quien garantice triunfos, es decir, debe apostar por promover a la persona y no a los partidos.
Que no se les olvide que el 2018 lo perdieron por los excesos y corruptelas del PRI, del PAN y la venta fácil del PRD, así que si piensan que son buenas marcas, es necesario recordarles que están manchadas por su opacidad y por sus excesos.
Le conviene más a la alianza decir que van con Eduardo Rivera que cantar que es del PAN y que está el PRI ahí. No obstante, los albiazules aún juegan a las kermeses que se organizaban en el Instituto México cuando eran unos felices yunques que se presumían como soldaditos de plomo.
Lo mismo pasa en San Andrés Cholula, el candidato natural es Paco Fraile por la simple y sencilla razón de que Fraile es el panista con mayor influencia moral en su militancia. Hay que recordar que cuando ese partido estaba en formación, Fraile tomó su carro un Grand Marquis negro y comenzó a recorrer de punta a punta el estado.
Así se sentaba con panistas que con priistas y con Antorchistas de todo el estado. Visitó a los caciques de la Sierra Norte. Fue quien le dio orden a un partido que solo se daba golpes de pecho y se recogía las enaguas.
No es una imposición su nombramiento porque es el panista más conocido en toda la entidad. Él junto con Ángel Alonso Díaz Caneja y hasta el propio Eduardo Rivera fueron los encargados en Puebla de apoyar la llegada de Rafael Moreno Valle a su partido. Fraile es consejero nacional de su partido a nivel vitalicio y es el encargado de apagar más fuegos que un bombero en todo el estado.
Pero hay personajes del PAN que saben que saboteando a su partido quedan bien con quien deben quedar bien y de esa manera pueden seguir comiendo tranquilos en el restaurante Ocho Treinta de San Andrés, pese a que por sus corruptelas fue porque se perdió esa zona en manos de Karina Pérez Popócatl.
Mientras los panistas sigan con sus divisiones internas y no sepan ponerse de acuerdo, le dan tiempo a un partido que tiene con qué y su meta es mantener la mayoría en la cámara baja del Congreso de la Unión y en el Legislativo Local.
Pero esto no lo entienden ni los Tlatehui, ni los Paisanos, ni los Manzanillas, esos ganan en la división y en la resta (su aritmética es deplorable, pues).
Fotos: Es Imagen / Alfredo Fernández
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