Ya no es Morena porque ya está bien prieta: la lucha por el poder en ese partido político en Puebla y a nivel nacional sólo demuestra que todos los grupos quieren apropiarse de las prerrogativas que le entrega el INE a este movimiento que es mayoría. Y no son tres pesos los que reciben.
Es un todos contra todos.
No es un tema de ideologías, porque con tanto ex priista y ex perredista lo que se quiere, al ser el líder de ese instituto también buscan ser el encargado para sentarse a negociar con el líder real del Movimiento de Regeneración Nacional, es decir Miguel Barbosa, en el caso de la entidad poblana.
Es el viejo truco de pego para que me paguen, para que a nadie lo dejen fuera del presupuesto porque ya sabemos que vivir fuera del codiciado erario es vivir en el maldito error y a río revuelto el tuerto es quien reparte las tortas.
A nivel nacional están igual: la solución es mientras más divisiones existan, más pretextos crean para que la camarada Yeidckol Polevnsky exija que las elecciones internas se aplacen y ella se convierta, de facto, en la líder vitalicia de ese partido que no tiene ni pies ni cabeza: en el discurso se presentan como opción de izquierda aunque en la realidad actúan más como de derecha.
Son los progres “buena ondita”.
Por eso no es de extrañarse que en Baja California tengan personajes como Jaime Bonilla con sus leyes a modo; no es de sorprenderse porque si eso ocurre en un estado de la república y ellos mismos lo justifican qué se puede esperar en las demás entidades del país.
En Puebla, los que quedaron fuera del Consejo ya se armaron hasta con sus charpes para que los tomen en cuenta, el problema es que no hay un árbitro que controle a las bases porque todos quieren lo mismo: dinero y poder. No existe un órgano que detenga a todos porque el actual delegado estatal Mario Bracamonte es juez y parte en la contienda interna.
No hay mucha diferencia con el PRD poblano en los años noventa y en la primera década de este siglo: grupos y tribus acusándose unos a otros. No tardarán en Puebla que se terminen golpeando o aventando sillas como pasaba a cada rato en las oficinas de la 13 Oriente frente a la Arena Puebla, que se acusen todos de policías políticos e infiltrados.
Morena se apuesta sólo en la popularidad del presidente porque así como se comportan no representan una verdadera opción de cambio. Andrés Manuel López Obrador hace y deshace porque sabe que aún cuenta con un bono democrático que le aguanta todo: liberar al hijo del Chapo Guzmán y dejar que se escapen delincuentes de la cárcel en Sinaloa y hasta gasear alcaldes panistas en las puertas de Palacio Nacional. Sin olvidar el incremento de inseguridad en todo el país.
¿Hasta cuando existirá el bono democrático que justifica los errores presidenciales? Hasta que la gente pierda la esperanza y eso tendrá que ver con un tema económico. Lo que se mueve es un tema emocional. El ciudadano común no ve más lo que espera y le conviene. Si se cumplen las predicciones de una recesión económica entonces sí, Morena mostrará su verdadero rostro: la lucha del poder por el poder.
Mientras el bono de López Obrador el partido de Morena termina más partido y no por la mitad sino en muchas fracciones.
Ilustración: Alejandro Medina
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