¿En qué enredos nos mete la cuarta transformación?: hasta el lunes de esta semana, sólo habíamos escuchado al líder panista Marko Cortés ir contra el Gobierno federal por aún no presentar los resultados del accidente en el que perdieron la vida Rafael Moreno Valle y su esposa Marta Erika Alonso.
Cada que se cumple un mes de la tragedia, el presidente del CEN del PAN denuncia, sin pruebas, un posible atentado, pero ahora todo se complicó y lo peor es que fue para polarizar -otra vez- el ambiente político poblano.
Hay que hacer una acotación, no es que no queramos su esclarecimiento, al contrario, deseamos que se disipen cuanto antes las dudas, se aclaren todas las teorías conspirativas y se eliminen las suspicacias, pero las intenciones de Marko Cortés son, a todas luces, político-electorales.
No obstante, quien provocó todo fue la Secretaría de Comunicaciones y Transportes quien el miércoles por la mañana nos amaneció con la noticia en el periódico Milenio que se reservarían las grabaciones que sostuvieron los pilotos de la aeronave Agusta (en el que viajaba la pareja más poderosa de Puebla) con la torre de control.
Ocultar las grabaciones despertó a los demonios, las preguntas de ese día fueron ¿qué se dijo?, ¿de qué se habló?, ¿qué se escucha? ¿qué se quiere ocultar? La mente del ser humano para las conspiraciones se pinta sola y provocó que se politizara, nuevamente, la tragedia ocurrida el 24 de diciembre pasado.
La carta publicada ayer en el periódico Reforma por parte de la madre de Marta Erika Alonso y dirigida a Andrés Manuel López Obrador tiene una justificación, pues la señora Hidalgo tiene toda la autoridad moral para decir, opinar y mostrar sus sentimientos. Ella reaccionó ante un terrible error cometido por la SCT federal. Cualquiera de los deudos reaccionaría así ante tanta impotencia.
Sin ningún conocimiento sobre la aeronáutica del que esto escribe, pero hay que decir que era obvio que en dichos audios difícilmente se escucharía algo fuera de lugar o revelador, no obstante, el error de la dependencia federal provocó que despertaran los odios, principalmente los de Morena, y así iniciara una nueva guerra de lodo.
El tema no es menor, pues todo apunta a que el PAN usará la tragedia como parte de su estrategia de campaña.
En nada ayuda la pifia de la cuarta transformación, pues en Puebla ya el ambiente político – círculo rojo- se ha desgastado: primero con la polémica de la elección estatal del año pasado, luego con la impugnación por un supuesto fraude electoral que provocó traiciones y divisiones al interior de todos los grupos políticos, y finalmente el trágico accidente del 24 de diciembre.
Y si le sumamos a todo lo anterior que la mayoría de las alcaldías están reprobadas y la seguridad en Puebla está ya en focos rojos, no va a llevar a nada bueno, además hay que añadir a la licuadora la guerra interna por la candidatura de Morena entre Alejandro Armenta Mier y Luis Miguel Barbosa.
¿A qué sabe todo ese batido?
A fuchi con chingada madre.
Y ¿sabe qué? Nos lo tenemos que beber sin hacer gestos, de aquí hasta el próximo dos de junio. Somos los rehenes de los dislates de todos nuestros representantes políticos, ni modo.
Ilustración: Alejandro Medina
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