Uno de los personajes que más ha hecho y que ha mantenido un bajo perfil desde el año pasado es el rector Alfonso Esparza Ortiz. Desde la llegada de la cuarta transformación se ha dedicado a proteger a su planta académica y administrativa ante los cambios presupuestales que han manejado desde la federación.
No es una tarea fácil para una institución como es la máxima casa de estudios en el estado, ya que entre tantas medidas que se han impuesto desde Palacio Nacional uno de los sectores más afectados en todo el país ha sido a la educación superior.
Además, Esparza ha mantenido un bajo perfil o no ha querido robar cámara porque hay un proceso electoral extraordinario y a diferencia de sus antecesores no le interesa involucrarse en la política partidista, al menos hasta culminar su rectorado.
El discurso de que la universidad pública debe ser imparcial como institución Esparza sí la ha aplicado. Hasta el momento no se ha peleado con nadie: ni con los morenos ni con los verdes y mucho menos con los azules. Con todos se lleva bien y con todos mantiene una relación institucional.
Sabe muy bien que buena parte de sus docentes y administrativos por cuestiones históricas comulgan con la izquierda, sabe que hay estudiantes que están metidos en redes sociales y se decantan a un lado o a otro, pero Esparza como un caballero en la política prefiere hacerse a un lado para no generar confrontaciones con nadie. Y al contrario a todos los partidos les extiende la mano.
La ventaja que tiene la máxima casa de estudios hoy, es que si el actual puntero en las encuestas -Luis Miguel Barbosa- ganara la gubernatura el próximo dos de junio, difícilmente intentará meter las manos en la BUAP como sí ocurrió cuando llegó el morenovallismo a Casa Puebla, pues tanto con Enrique Agüera como con Alfonso Esparza intentaron debilitar a sus respectivas administraciones.
Con el mensaje de la reconciliación y, por lo que ha venido expresando Barbosa en sus discursos, es claro que mantendrá una relación de respeto con la universidad más importante de Puebla.
El músculo de los voceadores
Desde hace más de veinte años conozco al líder de los voceadores en el estado, Luis Felipe Cuaxilo, y no sólo porque su organización ha distribuido la Revista 360 Grados Instrucciones para vivir en Puebla (la cual dirijo desde hace 11 años) y sé que es alguien que todos los días le pega duro al trabajo.
Las redes sociales y el internet han afectado la venta de los diarios, revistas y todo tipo de impresos que se dedican a la información. Estamos en un proceso de transformación no solo política sino social y esto lo han resentido los voceadores que se levantan desde la madrugada. Ya lo dijo Andrés Manuel López Obrador cuando ganó la presidencia: benditas redes sociales.
Ayer fue el día del voceador y Luis Felipe Cuaxilo se colocó un diez al organizar la comida para sus agremiados en el salón del IMSS Zavaleta y que apadrinó Luis Miguel Barbosa. Si bien el candidato se comprometió a apoyar a los trabajadores del ramo, también les advirtió la necesidad de que deben transformarse.
No fueron pocos los voceadores que se sumaron ya a las odas y ovaciones del que llevaría, en caso de ganar, la responsabilidad de la cuarta transformación en todo el estado. El salón del IMSS Zavaleta estuvo lleno y ahí Cuaxilo con su organización se sumaron a Morena, aunque sí les comentó el propio candidato en su discurso: “no estoy a favor del voto corporativo”.
Foto: Es Imagen / Daniel Casas / Jafet Moz
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