Nadie entiende bien a bien por qué la necedad de Genoveva Huerta de criticar al único panista -según diversas encuestas- que podría ganar en los comicios del 2021. La presidenta estatal del PAN que responde a intereses de otros líderes partidistas (dicen que a uno conocido del PES) pareciera que le interesa más dividir a su partido que impulsar a una contienda de iguales.
Desde hace un tiempo, Genoveva Huerta es la encargada de difundir la versión que Eduardo Rivera Pérez es un aliado del gobernador, que es su plan B. El tema no es si es que se llevan bien o se llevan mal. El tema es que si Rivera es el favorito en este momento y si su triunfo acarrea otros municipios, además de diputaciones locales y federales ¿por qué desgastarlo, qué quieren negociar?
Además, su posición como líder no es descalificar públicamente a un precandidato ya que ella (en teoría) debería ser el árbitro de la contienda y como ya mandó a decir que también le interesa ser la abanderada con el pretexto de la equidad de género, entonces, debería renunciar a su cargo ya que estaría cargando los dados a su favor.
Además, Genoveva quedó evidenciada como parte de una presunta red de lavado de dinero del morenovallismo que se dio a conocer ayer en el Diario Cambio y que confirmó su existencia el gobernador Barbosa.
Ella, como parte de ese entramado, de esa situación legal que es analizada por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) tendrá que aclarar su posición y hacer pública por lo tanto su declaración patrimonial. ¿Cómo es que llegó al inicio del sexenio de Moreno Valle y cómo es que está ahorita? Si es que sus números cuadran para poder desmentir cualquier insinuación de corrupción o de enriquecimiento inexplicable.
Al parecer, tanto ella como quien la asesora en lo que hay que hacer y decir son más cercanos a Barbosa o a Morena porque cada que descalifican a Rivera Pérez y lo tratan de evidenciar porque supuestamente sostiene una relación perversa con el mandatario poblano generan más división en el partido blanquiazul.
Y así como están las cosas, Morena en la capital y en el estado difícilmente ganaría la mayoría de las curules locales y los distritos federales para los comicios del 2021.
Empero, si públicamente se desgastan y comienzan a hacer públicas sus diferencias, los de Morena estarán felices porque les allanan el camino y los demás partidos que podrían buscar una alianza no les convendría firmarla con un partido que no logra su unión, sobre todo después de la trágica muerte de los Moreno Valle el 24 de diciembre del 2018.
Los panistas perdieron la brújula tras la muerte de su único líder. Y Marko Cortez no es muy brillante.
Es cierto que el estilo de Eduardo Rivera a muchos no los convence. Que muchos panistas piden que se suba ya al ring porque la campaña ya inició, en esta ocasión estará prohibida la promoción en espacios públicos como son espectaculares, que no hay las condiciones para llamar al voto en las colonias por el Covid-19; Susana distancia debe ser aplicado hasta en el templete, la matraca y el confeti.
Además, la campaña es de solo un mes, así que no hay mucho tiempo. Y, en realidad, la contienda ya arrancó.
Es también cierto que Rivera nunca ha buscado la confrontación y que también tiene muchos cadáveres en el clóset que dejó por su paso a la presidencia municipal, pero también es cierto que será muy tibio y muy gris, pero al menos si hoy fueran las elecciones le ganaría a cualquiera del partido gobernante.
Muchos empresarios esperan el momento para abrir sus chequeras y apostar por el que sí los va a contratar en el próximo trienio, saben que muchos políticos que gobiernan actualmente incumplieron sus acuerdos y que tienen que recuperar lo perdido pero si el PAN no se sabe poner de acuerdo y manda a sus propios líderes a denostar a sus aspirantes, se irán con la línea que salga de Casa Aguayo.
Nadie le mete dinero bueno al malo.
Columnistas, Noticias Destacadas