Más allá de la polémica que ha suscitado la denuncia ante la Fiscalía General del estado de Puebla en contra de funcionarios de la BUAP y de los intereses “buenos, puros y transparentes” que estén detrás de las sacrosantas investigaciones, los resultados de la máxima Casa de estudios de Puebla en materia académica son positivos.
Es primer lugar a nivel nacional entre las instituciones de educación superior entre públicas y privadas. A nivel global, es la segundo lugar después de la UNAM. No podría ser de otra manera. La Universidad Nacional es, en general, buena en todo.
Las áreas de Física y Química de la BUAP están en los primeros lugares respecto a instituciones como el Instituto Politécnico Nacional.
Por qué traer estos datos a colación que seguramente ya los leyó en algún portal de noticias, pues porque la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla sigue trabajando pese al grillerío político interno y externo.
En estos momentos de pandemia hay que resaltar que dentro de la máxima casa de estudios buscan la manera de contrarrestar los repuntes de COVID-19. Han mandado a todo su equipo médico y científico a hacer pruebas a toda la comunidad universitaria para tratar de detener el virus.
Han creado un sistema de educación a distancia para evitar conglomeraciones en salones y oficinas administrativas, pues con las acciones que han tomado las autoridades federales y la irresponsabilidad ciudadana, el riesgo de contagio estudiantil es muy alto.
La universidad no ha dejado de laborar pues siguen dando pasos para consolidarse como una de las mejores instituciones de educación superior del país. Ya sabemos que como dice El TRI de México: “el chiste no es llegar hasta arriba sino quedarse ahí toda la vida”.
Es cierto que pasando el tercer informe del rector la lucha por el control de la BUAP se iba a arreciar. Por lustros se ha querido intervenir la vida interna ya que representa no solo recursos sino movilización estudiantil.
La BUAP es una de las entidades que más estabilidad genera al estado. Y ya hay grupos que intentan influir en los estudiantes. Si esto se sale de control por los intereses internos y externos, que no tienen que ver con la educación, lamentablemente se puede generar un polvorín que puede estallar. No es que se desee, pero esperamos que los estrategas hagan su FODA (Fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas); que sepan bien hacia dónde quieren dirigir sus armas para que esto no se salga de control.
No, no se confundan los conspiranoicos, no es ningún mensaje cifrado, ni una batiseñal, ni la pinche señal anhelada por Germán Sierra Sánchez en el 2004, es una posible realidad que ojalá y nunca ocurra.
El próximo año habrá elecciones y ojalá la comunidad académica y administrativa mantenga el nivel académico que es lo más importante para los ciudadanos. Lo otro es una guerra en el Olimpo que no sabe en qué va a acabar. Esa ya es otra historia y veremos al final de los tiempos quién es quién y quién mantuvo la razón.
Mientras eso ocurre, al menos, que se mantenga esos primeros lugares de desempeño.
Lo demás ya es lo de menos.
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