El gobierno de Claudia Rivera Vivanco ha venido de más a menos. Cada día es una nueva noticia de un robo, un asalto, un secuestro, un caso de feminicidio. Y su estrategia para contrarrestar la crisis política que vive es terrible: limpiar las calles para arrancar todos los chicles motita que están pegados en las lajas del zócalo.
¿Sirve de algo arrancar con espátula los de sabor canela, menta o tutifruiti? No, por supuesto que no sirve de absolutamente nada porque la gente votó por ella para que gobierne bien y no para que le quite la chamba a las naranjitas.
El perspicaz Alejandro Montiel preguntaba en redes sociales “¿Cuánto le costó al erario que los regidores, funcionarios de primer y segundo nivel municipal limpiaran las calles?” La respuesta es altísimo. Nunca se bajaron los salarios como prometieron. Así que si un reportero solicitara en transparencia cuánto gana cada uno de los empleados se iría de espaldas pues el gasto fue muy oneroso. Al final de cuentas ¿y la delincuencia en Puebla?, “muy bien gracias, ya comió”.
El colmo fue ayer cuando a la reportera Ilse Contreras le robaron su bicicleta afuera de Palacio Municipal, a unos pasos había unos policías y había cámaras de seguridad. Si eso ocurre en la oficina de la alcaldesa qué pueden esperar los simples mortales.
Claudia Rivera ha roto la comunicación con sus gobernados y vive en una torre de marfil desde que inició su trienio. Fue encapsulada por sus principales asesores: Javier Palou García, Ollín Rivera Moreno, Liza Aceves López (asesorada por un ex funcionario de la BUAP) y Andrés García Viveros, además de algún falso gurú que por ahí consulta de mes en mes, de dos en dos y de seis a siete, como dice Joan Manuel Serrat.
Al respecto hay que decir que Luis Miguel Barbosa ha cumplido todos los acuerdos que se han signado con ella. Una de las causas por las que Acción Nacional ganó la ciudad fue el mal gobierno de Morena en la zona conurbada y dos porque o nunca armó una estructura política o porque de plano esa estructura se declaró en huelga de brazos caídos y no salió a operar el pasado dos de junio.
Eso lo saben bien en el búnker del gobernador electo y a pesar de ello, Barbosa ha blindado a sus presidentes municipales como lo anunció el sábado ocho de junio, cuando se reunió con sus correligionarios en las oficinas estatales de Morena. El próximo mandatario no ha enviado menajes ni duros ni autoritarios, al contrario, ha cumplido con su lema de la reconciliación principalmente con los de su propio partido.
Saben, en ese búnker, que Rivera Vivanco se unió a Alejandro Armenta quien provocó una división interna en el equipo de Morena antes y durante la campaña; aún así aguantaron vara. No han mandado misiles ni ataques por parte del próximo góber, pues saben que no es el mejor camino.
El grupo que manda en el municipio no entiende que no entiende. Al inicio de su administración, Claudia Rivera y su grupo quisieron responder a los ataques con una estrategia de bots y trols que son como arrancar los chicles pegados del suelo, no solucionan absolutamente nada.
Llevamos ocho meses y desconocemos aún su plan para combatir la inseguridad, desconocemos su estrategia de gobierno, su Plan General de Desarrollo. Se han viralizado nuevamente en redes sociales dos videos que usó en su campaña, uno en el que habla de combatir la inseguridad y otro que establece un programa de calles para todos (https://www.youtube.com/watch?v=so6aAtdGN5M).
Ya vamos por el primer año y aún no se conoce cómo va ese proyecto que presentó en campaña.
Evidentemente no es la solución que la den de baja, que pida licencia o como sugieren los panistas: se le revoque el mandato, pero si Morena quiere mantener el poder en el 2021 deberá crear un sistema o intervenir este gobierno para rescatarlo.
No es solo Claudia Rivera pues ella y un equipo de funcionarios que ella siempre protege porque quienes deberían asumir las culpas o convertirse en fusibles son ellos, no la alcaldesa, pero no sabe delegar responsabilidades, desconoce qué significa liderazgo, sólo se carga de los errores de sus empleados.
Un día más es un día menos para ella. Y no es un tema de imagen y comunicación, pues eso es lo de menos, es que ni ella ni su brillante equipo sabe gobernar.
Foto: Es Imagen / Miguel Romero
Columnistas, Noticias Destacadas