Irán Eory, la actriz que se negó a ser la amante eterna de Cantinflas

La belleza de Irán Eory fue de aquellas que dejaron huella, ya que la actriz no solo lo era a la vista, también era una mujer hermosa por dentro, y todos los que trabajaron con ella, así lo recuerdan. Fue una actriz muy completa, una estrella de teatro musical, una amiga generosa, una mujer compasiva y su ausencia, a casi 20 años aún se siente.

Su historia, de hecho, inicia en la capital de Teherán, Irán, donde nació, con el nombre de Elvira María Teresa Eory Sidi el 21 de octubre de 1938. En honor a su país natal adoptó el nombre artístico por el que sería conocida (y fue por ella que Irán Castillo recibió su nombre de pila: los padres eran muy admiradores de la actriz). Su padre fue el diplomático austriaco Frederic Emil Eory y su madre, que vivió con ella toda su vida, fue Angela Sidi, nacida en Estambul, Turquía, con ascendencia judía.

Al poco de haber nacido Elvira, que cambiaría su nombre algunos años después, su padre renunció a su puesto debido a la anexión de Austria al Reich alemán y la familia se trasladó primero a Francia y después, al estallido de la Segunda Guerra Mundial, se marcharon a vivir a Casablanca, en Marruecos.

En 1945, al final del conflicto, la familia regresó a Francia y en 1949, cuando la niña tenía 11 años, se mudaron a Madrid, España. Siendo de una belleza singular, la joven comenzó a trabajar como modelo para los almacenes Galerías Preciados —una cadena que ya no existe, y que era la competencia de El Corte Inglés. Esto la llevó a participar representando a su país de adopción en el certamen ‘Miss Europa’ en Mónaco en 1955, donde conoció al príncipe Rainiero III, en vísperas de su matrimonio con Grace Kelly.

A su regreso a España, inició su carrera cinematográfica. Su primera película fue ‘El diablo toca con flauta’, dirigida por José María Forqué, a la que le siguieron una docena de películas. Al tiempo que crecía como actriz, y ya usando su nombre profesional desarrolló su faceta de cantante, participando en el Festival de Benidorm con el tema ‘La eternidad’ y haciendo una gira de provincias españolas cantando temas ye-yé en compañía de Los Bravos (los de ‘Black is Black’) en 1964.

El director Carlos Enrique Taboada le ofreció el papel principal, en 1969, de la versión cinematográfica de ‘Rubí’, misma que un año antes había hecho Fanny Cano en televisión. Acompañada por su madre, se estableció en la ciudad y actuó en la película con Carlos Bracho, Aldo Monti y Adriana Roel. La película tuvo bastante éxito y Ernesto Alonso la invitó a participar en ‘Encrucijada’, telenovela que le abrió paso a un género con el que ganó una gran popularidad y el cariño del público.

Enseguida grabó ‘El amor tiene cara de mujer’ —una telenovela que duró casi tres años al aire- y fue en esa época que conoció a Mario Moreno, ‘Cantinflas’, que en ese momento era el actor mexicano más famoso del mundo. El célebre comediante quedó prendado de Irán, que reunía todas las características que le atraían de una mujer: era rubia, de ojos azules, con elegancia y un aire parecido a Natasha Gelman, la esposa de Jacques Gelman, su socio, de quien siempre estuvo enamorado, y quien siempre lo despreció, manteniéndose fiel a su esposo, mientras que Cantinflas era compulsivamente infiel a Valentina Ivanova, su legítima esposa, que había muerto ya en 1966 de cáncer.

El flechazo fue instantáneo y cayó entre sus brazos (él era 17 años mayor que ella), creándose así una relación intensa y complicada que desde el primer momento fue contaminada por las manipulaciones de la madre de Mario Moreno (una mujer posesiva) y sobre todo por los celos y rabietas de su hijo, Mario Arturo, el que había hecho pasar por adoptado, pero en realidad era suyo, fruto de un desliz con una tal Marion Roberts, una desubicada adolescente estadounidense, a la que pagó 20,000 dólares por el niño.

Miguel Cane
Miguel Cane
vie, 3 de diciembre de 2021 3:29 p. m.·7 min de lectura

La belleza de Irán Eory fue de aquellas que dejaron huella, ya que la actriz no solo lo era a la vista, también era una mujer hermosa por dentro, y todos los que trabajaron con ella, así lo recuerdan. Fue una actriz muy completa, una estrella de teatro musical, una amiga generosa, una mujer compasiva y su ausencia, a casi 20 años aún se siente.
The Austrian actress Iran Eory, 1971, Madrid, Spain. (Photo by Gianni Ferrari/Cover/Getty Images).
Irán Eory, en 1971, cuando inició su sonado romance con Cantinflas. (Photo by Gianni Ferrari/Cover/Getty Images).

Su historia, de hecho, inicia en la capital de Teherán, Irán, donde nació, con el nombre de Elvira María Teresa Eory Sidi el 21 de octubre de 1938. En honor a su país natal adoptó el nombre artístico por el que sería conocida (y fue por ella que Irán Castillo recibió su nombre de pila: los padres eran muy admiradores de la actriz). Su padre fue el diplomático austriaco Frederic Emil Eory y su madre, que vivió con ella toda su vida, fue Angela Sidi, nacida en Estambul, Turquía, con ascendencia judía.

Al poco de haber nacido Elvira, que cambiaría su nombre algunos años después, su padre renunció a su puesto debido a la anexión de Austria al Reich alemán y la familia se trasladó primero a Francia y después, al estallido de la Segunda Guerra Mundial, se marcharon a vivir a Casablanca, en Marruecos.

En 1945, al final del conflicto, la familia regresó a Francia y en 1949, cuando la niña tenía 11 años, se mudaron a Madrid, España. Siendo de una belleza singular, la joven comenzó a trabajar como modelo para los almacenes Galerías Preciados —una cadena que ya no existe, y que era la competencia de El Corte Inglés. Esto la llevó a participar representando a su país de adopción en el certamen ‘Miss Europa’ en Mónaco en 1955, donde conoció al príncipe Rainiero III, en vísperas de su matrimonio con Grace Kelly.

A su regreso a España, inició su carrera cinematográfica. Su primera película fue ‘El diablo toca con flauta’, dirigida por José María Forqué, a la que le siguieron una docena de películas. Al tiempo que crecía como actriz, y ya usando su nombre profesional desarrolló su faceta de cantante, participando en el Festival de Benidorm con el tema ‘La eternidad’ y haciendo una gira de provincias españolas cantando temas ye-yé en compañía de Los Bravos (los de ‘Black is Black’) en 1964.

El director Carlos Enrique Taboada le ofreció el papel principal, en 1969, de la versión cinematográfica de ‘Rubí’, misma que un año antes había hecho Fanny Cano en televisión. Acompañada por su madre, se estableció en la ciudad y actuó en la película con Carlos Bracho, Aldo Monti y Adriana Roel. La película tuvo bastante éxito y Ernesto Alonso la invitó a participar en ‘Encrucijada’, telenovela que le abrió paso a un género con el que ganó una gran popularidad y el cariño del público.

Enseguida grabó ‘El amor tiene cara de mujer’ —una telenovela que duró casi tres años al aire- y fue en esa época que conoció a Mario Moreno, ‘Cantinflas’, que en ese momento era el actor mexicano más famoso del mundo. El célebre comediante quedó prendado de Irán, que reunía todas las características que le atraían de una mujer: era rubia, de ojos azules, con elegancia y un aire parecido a Natasha Gelman, la esposa de Jacques Gelman, su socio, de quien siempre estuvo enamorado, y quien siempre lo despreció, manteniéndose fiel a su esposo, mientras que Cantinflas era compulsivamente infiel a Valentina Ivanova, su legítima esposa, que había muerto ya en 1966 de cáncer.

El flechazo fue instantáneo y cayó entre sus brazos (él era 17 años mayor que ella), creándose así una relación intensa y complicada que desde el primer momento fue contaminada por las manipulaciones de la madre de Mario Moreno (una mujer posesiva) y sobre todo por los celos y rabietas de su hijo, Mario Arturo, el que había hecho pasar por adoptado, pero en realidad era suyo, fruto de un desliz con una tal Marion Roberts, una desubicada adolescente estadounidense, a la que pagó 20,000 dólares por el niño.

Irán fue paciente con Mario Arturo, pero éste hacía berrinches y groserías cada vez que ella se aparecía en la mansión de Moreno. Éste siempre le prometía que disciplinaría al chico y que lo mandaría a un internado, pero era débil y siempre cedía a sus chantajes emocionales. La gota que derramó el vaso fue cuando en 1973, con 13 años, Mario Arturo le dijo a su padre que, si se casaba con Eory (lo cuál era su intención), él se quitaría la vida para irse al cielo con su mamacita (obviamente se refería a la Ivanova, a la que apenas conoció, ya que no supo la identidad de su madre hasta 1978, cuando tuvo mayoría de edad y supo del gran escándalo que aconteció cuando la Roberts Marion se suicidó arrojándose de la ventana de un hotel en de la Ciudad de México, meses después de haber entregado a su hijo, y de haberse metido el dinero recibido, gastado en estupefacientes).

Cantinflas se doblegó ante el farol de su hijo, y le dijo a Irán que no podía casarse con ella, pero podían seguir siendo amantes a escondidas por tiempo indefinido, sin que Mario Arturo se enterara. Ofendida hasta la médula, Irán abofeteó a Moreno, le dijo que se fuera de su casa y que nunca en la vida la volviera a buscar. El fin de la relación fue traumático para ella, que decidió dedicarse a su carrera.

Ya instalada permanentemente con su madre en México, continuó su carrera tanto en cine como en teatro, haciendo una auténtica gala de revivir las zarzuelas españolas como ‘Las Leandras’, ‘Por la calle de Alcalá’, ‘La violetera’ y ‘La verbena de la paloma’, y, sobre todo, televisión, encarnando a la adorable Tía Mercedes en ‘Mundo de Juguete’, donde hizo pareja con Enrique Rocha durante tres años, y fue la protagonista de ‘Doménica Montero’, la primerísima versión de ‘Soy tu dueña’, al lado de Rogelio Guerra, misma telenovela que fue un hit.

También incursionó en el canto, grabando varios discos con temas de corte romántico (y que hoy en día son objeto de colección, alcanzando precios muy elevados cuando aparecen).

Hacia 1981, Irán inició una discreta y sosegada relación con el actor y comediante mexicano (de origen chileno) Carlos Monden, con quien había trabajado mucho en TV, en fotonovelas y en teatro, y con él convivió durante más de 20 años, aunque nunca se pudieron casar porque doña Ángela, en sus últimos años, se había vuelto una inválida tirana que consideraba a la pareja de su hija un hombre inferior a Cantinflas y por lo mismo lo menospreciaba, irónicamente hacía las mismas cosas que el niño Mario Arturo había hecho algunos años atrás.

Monden se volvió inseparable de Irán y estuvo con ella incluso hasta el día de su muerte, el 10 de marzo de 2002, a los 62 años a consecuencia de una repentina hemorragia cerebral. Para las nuevas generaciones de espectadores era conocida por haber encarnado, además de los personajes antes mencionados, a la tía de Soraya Montenegro en ‘María la del barrio’, a la abuela Rochild en ‘La pícara soñadora’ (un personaje que Silvia Pinal rechazó) y a la versión futura del personaje que interpretaba Belinda (sí, la novia de Christian Nodal), en una telenovela de Rosy Ocampo llamada ‘Aventuras en el tiempo’.

Bella, sensible y solidaria, Irán Eory pudo ser feliz a su manera, aún después de pasar varios disgustos por culpa del hijo de Cantinflas y de su propia madre (que la sobrevivió, por cierto), dejando un legado de primorosas interpretaciones, pero sobre todo, la huella de su alegría de vivir.

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diciembre 4, 2021 - 2:03 pm

Por: Staff

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