Nadie sabe para quién trabaja.
Tampoco saben si trabaja.
Es más ¿trabaja?
La oposición en Puebla hoy está hundida, derrotada, dividida.
Una parte de los adversarios de Morena y de Miguel Barbosa quieren impulsar a Tony Gali a la alcaldía y otra parte quiere llevar a Eduardo Rivera. Los primeros acusan a los segundos de ser cómplices de la administración estatal y los lalistas (por llamarlos de alguna forma) señalan a los primeros como arribistas, oportunistas y liderados por gente que no tiene que ver en Acción Nacional y estar ligados a Morena pero cercanos a la Presidencia.
Los del BOA pero poblano, pues.
Tony Gali tiene sus adeptos y porristas, pero, tiene un enemigo que cada que puede le manda su coscorrón en la cabeza. Y no es un enemigo pequeño y ya lo anda vigilando, venadeando, viendo cada uno de sus movimientos (fiscales) ya que, además, lo ve muy cercano a sus adversarios internos tanto a nivel local como a nivel federal.
El tema no es menor y no es que estemos a favor o en contra, eso es bronca de los interesados, muy su bronca (es su perro y que lo bañen, pues) pero para fines prácticos y como bien dice Joe Pesci a la hora de ordenar la muerte de Jimmy Hoffa en la película El Irlandés: “es lo que es”.
Imaginen el infierno que debe ser un alcalde que acaba de ser gobernador y que el mandatario sea el inmediato siguiente a su gestión. Es decir, a qué gobernador le gustaría tener de presidente municipal de la capital de su estado a quien lo antecedió en el puesto en el Ejecutivo Estatal.
Ni Dios ni el Osito Bimbo lo manden.
Pero en esos temas están enfrascados los de la oposición. Sin rumbo, sin discurso, sin saber qué decir; no tienen idea de cómo representar el encabronamiento ciudadano que existe en contra de Morena, ni saber contrastar. Sólo hacen conferencias de prensa sin sentido y sin rumbo. Generan información para llenar planas en periódicos o espacios en los medios electrónicos y digitales.
¿Qué es lo que preocupa de todo esto? Que de seguir así, no habrá contrapesos ni en la cámara baja del Congreso de la Unión ni mucho menos en el Legislativo local y eso no es bueno para un sistema que se dice o se presume, al menos en el papel, como democrático.
Morena ya entró en la fase del desgaste en todos los niveles. Morena, ya lo habíamos planteado aquí, es percibida como más de lo mismo al PRI al PAN y a los excesos cometidos hasta en el partido Verde o hasta en el PT.
¿Qué hace la oposición en Puebla al respecto?
Nada.
La lideresa del PAN, Genoveva Huerta carece de timing político, puesto que su papel no solo es salir cada semana a hablar mal del gobernador Barbosa, sino de subirse a los temas de interés público y hacer cuestionamientos duros pero precisos. Y se aclara que nada tiene que ver el tema del género, se cuestiona su pésima labor al frente de su partido que eso no es discriminatorio, es diagnóstico, o como dice Joe Pesci: “es lo que es”.
De ahí que mientras sigan esas guerras internas (que van a seguir) mientras no definan una política clara y se pongan de acuerdo de quién abanderará a su partido a la alcaldía, en Morena y sus aliados PT, PVEM y muy probablemente el PRI estarán de fiesta.
Genoveva Huerta no sabe que ya no tiene líder máximo en el estado. Que tiene que cambiar las formas si es que quieren dar la batalla en las diputaciones federales y locales, pero difícilmente lo entenderá, ella y sus fieles seguidores.
Y con respecto a la candidatura de Tony Gali a la alcaldía hay un gran problema: solo un personaje no lo quiere ver en las boletas y ese personaje va a influir en las elecciones. Y créanme, están buscando hasta por debajo de las piedras.
Es lo que es.
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