El 12 de agosto de 2014 murió una de las actrices más importantes de Hollywood: Lauren Bacall.
Nacida con el nombre de Betty Joan Perske, Lauren Bacall supo colocarse muy bien en un mundo en el que la importancia de los hombres era mayor que la de las mujeres, pero ella logró cambiar un poco las cosas.
Sus participaciones cinematográficas le valieron premios del Sindicato de Actores, un Globo de Oro, dos premios Tony, un Óscar honorario, el premio Cecil B. DeMille otorgado por la Asociación de la Prensa extranjera, el premio Donostia y un César honorario.
El American Film Institute considera a Lauren Bacall como una de las 20 estrellas femeninas más grandes de todos los tiempos.
Con raíces rumanas, Bacall nació en el Bronx en Nueva York. Inició su carrera como modelo y también trabajó como acomodadora en un cine, esta profesión despertaría en ella el gusto por el séptimo arte y su deseo para estar en la gran pantalla.
Su aparición en la portada de una revista cuando tenía 17 años llamó la atención del director Howard Hawks, quien al conocerla en persona se decepcionaría por su tono de voz extremadamente nasal.
Después de un gran esfuerzo consiguió cambiar ese tono y convertirlo en algo más grave, el cual la distinguió posteriormente.
Su debut en cine fue de la mano de Humphrey Bogart, bajo la dirección del propio Hawks en la cinta To Have and Have Not en 1944.
Se casaría con Bogart en 1945 y permanecería a su lado hasta enviudar en 1957. El día de su boda, Bacall tenía solamente 20 años y Bogart 45. Tendría dos hijos de ese matrimonio.
Su segundo esposo sería el actor Jason Robards, con quien tendría un hijo. Esta unión terminaría en divorcio motivado por el alcoholismo de Robards.
Su muerte fue causada por un derrame cerebral. Llevaba ya dos años sin hacer ninguna aparición en las pantallas. Su último trabajo fue la película The Forger en 2012 protagonizada por Josh Hutcherson y Hayden Panettiere.
Si bien tuvo muchos trabajos destacados, fue su participación en la cinta The Mirror has Two faces bajo la dirección de Barbra Streisand la que le valdría la gran mayoría de sus reconocimientos en 1996.
Una actriz con fuerza, entrega y distinción quien supo hacer de la nada una carrera sólida y muy lejana a escándalos y controversias.