El 24 de diciembre fue el trágico final para la pareja Alonso-Moreno Valle, pero el pasado lunes 21 de enero se colocó el último clavo al féretro del grupo político llamado morenovallismo, el cual gobernó por ocho años en el estado.
En casi un mes fue desarticulada esa asociación que respaldaba a Acción Nacional (y no al revés). Ahora ya no queda nada más que vestigios. Seguramente, en junio irá de abanderado Eduardo Rivera por el PAN y con pocas posibilidades de triunfar, pues nadie quiere financiar su campaña. Sólo contará con los recursos de las prerrogativas del IEE que no alcanza ni para los chicles.
¿Qué ocurrió? ¿Qué pasó? Los panistas no se han dado cuenta que les pasó un tren encima y que regresarán, ahora sí, a ser un partido de familias que negocian la derrota. Son como la película de los sesenta: Nacidos para perder.
Fuentes no oficiales relatan que el domingo 20 de enero, en la madrugada, salían de la casa de Tony Gali, Max Cortazar y Roberto Moya con el nombre en la mano: Jesús Rodríguez Almeida. A esa hora se habían comunicado con Marko Cortés, quien desde temprano había dirigido un operativo para que los gobernadores del PAN respaldaran la propuesta, a través de sus redes sociales.
También habían confirmado que el encargado de despacho en la gubernatura (hasta ese momento) sí tenía los cinco años de residencia que requería, pues el ayuntamiento de Atlixco dio la constancia oficial.
El domingo 20 de enero, alrededor de las diez de la mañana, se llamó al morenovallismo a una reunión con Tony Gali en el que participaron hasta sus partidos satélite: Movimiento Ciudadano, Panal y PSI. Ahí se dijo que ya estaba todo amarrado en México con Olga Sánchez Cordero y que traían a Rodríguez Almeida para llegar al interinato. Hubo una foto que todos vimos en el boletín oficial.
Ese día, a la una de la tarde en el Congreso del Estado salió la terna en el que iba Guillermo Pacheco, Rodríguez Almeida y Gerardo Islas. Todos los partidos estaban listos para que la sesión del lunes 21 de enero terminara todo. En la noche se habían elaborado boletines y presentaciones para dar a conocer a Almeida como el interino, pero…
Vámonos unos días antes, a las reuniones en Gobernación federal, por parte de los morenovallistas participaron Marko Cortés, Tony Gali, Roberto Moya, Max Cortazar y el senador priista y ex secretario Miguel Ángel Osorio Chong.
Fueron varios días de estire y afloje hasta qué, relatan las fuentes consultadas, acordaron que sería Rodríguez Almeida. Todavía aquí en Puebla hubo estirones entre el propio grupo que culminaron el domingo 20 de enero en la madrugada cuando hubo humo blanco.
Ese mismo día, por la noche, todos los morenovallistas se fueron a dormir pensando que mantendrían por al menos seis meses el poder. Sabían que las elecciones podrían perderlas pero al menos mantendrían el legado que dejó la pareja Alonso-Moreno Valle.
El lunes por la mañana, al celular de Marcelo García Almaguer llegaron mensajes y llamadas que eran puntualmente respondidas. Después, alguien del morenovallismo recibió el pitazo de que ya no votaría su bancada por Rodríguez Almeida sino apoyaría a don Guillermo Pacheco. Entonces, volvieron las llamadas y los mensajes al celular del todavía coordinador de la bancada panista, pero estos ya no eran respondidos.
En uno de estos mensajes, incluso, se le sugería a García Almaguer que para no quemar políticamente a Rodríguez Almeida, anunciara ante el pleno de los diputados que el encargado de despacho ya había declinado por el bien de Puebla a favor de don Guillermo Pacheco, pero los dejó en visto.
¿Qué ocurrió?
Aún es un misterio para los seguidores de Moreno Valle, pero es un hecho que algo cambió el panorama. Quizá ver que los partidos Morena, PT y Verde se sumarían a don Guillermo y los panistas quedarían como quienes dividen a los poblanos los hicieron tomar la decisión de hundir su barco.
A partir del martes 22 de enero, los líderes del morenovallismo anunciaron su retirada. Una semana antes ya había renunciado Eukid Castañón a la vida pública, Luis Banck estaba por bajarse de la contienda, en tanto qué, Roberto Moya y Max Cortazar, le dijeron adiós por siempre a Puebla.
Unos días antes a todo este merequetengue, habían mandado a hacer unas encuestas para ver a quien mandaban de su grupo como candidato a la gubernatura, dichos estudios demoscópicos estaban respaldados por Marko Cortés y por los gobernadores de Acción Nacional, incluso, por el mismo Osorio Chong, pues todos ellos le invertirían a la campaña estatal.
Los nombres mejor valorados fueron Tony Gali Jr. y Susana Riestra. Muy por abajo aparecía Luis Banck y Eduardo Rivera. Gali jugaba con la marca y el prestigio de su padre, pero Susy Riestra traía un gran respaldo por ser mujer.
El martes de la semana pasada, el líder nacional del PAN y sus gobernadores retiraron sus apoyos morales y económicos a su partido en Puebla. Ya no era la prioridad, «ahí que se hagan bolas». Y aunque no habrá cacería de brujas, es un hecho que ya no son bien vistos los legisladores panistas locales.
El lunes 21 de enero fue desarticulado el morenovallismo e inició el operativo “sálvese quien pueda”.
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