Annie Leibovitz ha logrado en sus 74 años (que hoy cumple) transmitir a través de su lente mucho más que los rostros o paisajes que tiene enfrente, lo que muestra son almas y suspiros.

Anna Lou Leibovitz nació el 2 de octubre de 1949 en Waterbury, Connecticut; era la tercera hija de una pareja de religión judía. Su padre era militar y su madre instructora de danza. Como era de esperar, al tener un padre dedicado a la milicia, durante su infancia tuvo muchas mudanzas.

Fue durante la preparatoria cuando empezó a sentir inclinación por las artes. Su primera incursión fue escribiendo y, posteriormente, la música. Su inquietud la llevaría a estudiar en San Francisco en el Instituto de Arte. Su intención era enseñar arte a las nuevas generaciones.

Durante la estancia de su familia en Filipinas, durante la guerra de Vietnam fue que llegó una cámara fotográfica a sus manos y disfrutó tanto tomar fotografías que decidió aprender todo el proceso y saber cómo se revelaban.

La fotografía se convertiría en su mayor interés y en su profesión. Empezó a ser contratada para diferentes lugares, desde proyectos antropológicos hasta iglesias judías. Regresaría en 1971 a Estados Unidos a obtener su título de licenciatura en Bellas Artes.

Empezó a trabajar con el fotógrafo Ralph Gibson y posteriormente ingresó a las filas de la revista Rolling Stones que empezaba a circular. En esta empresa y con el apoyo del editor Jann Wenner obtuvo el puesto titular de fotografía donde logró realizar más de 140 portadas.

Su liga entre la fotografía y la música hizo que muchas bandas y cantantes la solicitaran para tomarles fotos. Lo primero que realizó fue cubrir la gira de los Rolling Stones en 1975. Este ambiente también la puso en contacto con el mundo de las drogas por lo que empezó a consumir cocaína.

A lo largo de su carrera ha logrado imprimir un sello muy particular en su trabajo, donde cada fotografía es literal como si estuvieras viendo un cuadro. Son icónicas muchas imágenes que ha tomado y que ya forman parte de la cultura pop.

Leibovitz es la primera mujer que logró exponer su obra en la Galería Nacional de Retratos de Washington D.C. y hasta la fecha sigue activa y vigente.