Comencé este artículo con la idea de investigar sobre las causas de muerte en el país durante los primeros de meses de 2018 y 2019 para compararlas con las de 2020. Creía que sería interesante el poder identificar las diferencias de frecuencias y con ello estimar el sub registro de muertes por COVID-19 e incluso establecer cuantos de los muertos por iban a perder la vida por las enfermedades que padecían y el coronavirus solo aceleró el proceso. La mala noticia es que no hay información pública disponible ni siquiera en la unidad de consulta de datos beta del INEGI. Los datos del 2019 se conocerán hasta el segundo semestre del 2020 y los de este año seguramente estarán disponibles entrado el 2021.
El INEGI es una fuente confiable porque obtiene la información de “los registros administrativos generados a partir de los certificados de defunción suministrados por las oficialías del Registro Civil, los Servicios Médicos Forenses y de los cuadernos estadísticos suministrados por las Agencias del Ministerio Público”. Supongo que el retraso de las cifras se debe a que carece de un sistema de captura en línea que alimente una base de datos electrónica, la cual podría actualizarse diariamente y con esa herramienta se tendría información disponible, actualizada y oportuna. La realidad es que la herramienta no existe o no es pública.
Lo que sí encontramos fueron datos sobre las causas de muerte a nivel nacional hasta el 2018, cifras sobre la incidencia epidemiológica de la influencia estacional y de las infecciones respiratorias agudas, así como la base de datos “oficial” sobre la incidencia del COVID-19 en el país. Hay muchos informes sobre las causas de muerte en México, aquí les dejo la liga a uno del INEGI https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2019/EstSociodemo/DefuncionesRegistradas2019.pdf
Lo que hicimos fue bajar los datos sobre las causas de muerte entre 1999 a 2018 publicadas por el INEGI, analizar su comportamiento y correlacionarlas con otras variables de fuentes oficiales.
En el periodo que analizamos de 1999 al 2018 la tasa de mortalidad anual aumentó de 455 a 577 por cada 100 mil habitantes. Esto significa que entre 1999 y 2018 creció un 27% la mortandad en México. El incremento observado en el periodo se explica, entre otras causas, por un incremento en la tasa de homicidios y en la de muertes por enfermedades del sistema respiratorio.
Encontramos que ha aumentado la tasa de mortalidad por enfermedades del sistema respiratorio por cada 100 mil habitantes, al pasar de 42.8 en 1999 a 48.5 en 2016, 47.8 en 2017 y 52.9 en 2018. Nos dicen médicos especialistas que en los últimos años se han elevado las cifras de casos de inflamación de vías respiratorias ocasionados por alergias y contaminación ambiental, lo que ha ocasionado la muerte de mucha gente. Por otra parte, descubrimos que el incremento de las muertes por enfermedades del sistema respiratorio no se correlaciona con las temperaturas anuales más bajas en el promedio nacional (datos proporcionados por la Comisión Nacional del Agua). Ello significa que en los años más fríos no se observa un incremento en las muertes por esas enfermedades, este hecho confirma la incidencia de otros factores como las infecciones, la contaminación y las alergias, entre las causas de los decesos por dichas enfermedades del sistema respiratorio.
Ya entrados en el análisis de datos encontramos que el aumento de las muertes por homicidios tiene una fuerte correlación positiva con la temperatura máxima promedio en el país, es decir, a mayor temperatura corresponde una tasa mayor de muertes por homicidio. Pueden ser fenómenos que no están relacionados realmente ya que el cambio climático es una constante mundial, mientras que el aumento de las muertes por homicidios no ocurre en todo el planeta. Sin embargo, el calor puede ser un factor que eleve la propensión a la violencia aunque de momento no lo podemos asegurar.
También encontramos que las altas temperaturas disminuyen significativamente la incidencia de muertes por ciertas enfermedades infecciosas y parasitarias. Mientras que las muertes por enfermedades del sistema digestivo aumentan en los meses calurosos de mayo y agosto. Los meses en que más mexicanos pierden la vida son enero y diciembre; entre febrero y noviembre del año 2000 al 2018 murieron un promedio de 45,536 personas, mientras que en esos mismos años el promedio de muertes en enero fue de 55,819 y en diciembre de 52,176.
Encontramos el Informe Semanal de Vigilancia Epidemiológica de Infecciones Respiratorias Agudas emitido por la Secretaría de Salud del Gobierno Federal. El documento más reciente concierne a la semana 16 del año en curso, es decir, del 13 al 19 de abril del 2020. Sorprende el hecho de que el número de infecciones respiratorias agudas (IRA) registradas en el país se encuentre en la zona de éxito de acuerdo con el propio informe. Y sorprende más que en comparación con la misma semana del año anterior “se presenta un decremento del 49.3% en el número de casos”. Por lo tanto, el COVID-19 no es considerado una enfermedad respiratoria aguda o el año 2019 fue más malo que el 2020 en términos de la incidencia de infecciones respiratorias. Al revisar el mismo informe concerniente a la semana 16 del año 2019 encontramos que el número de infectados también se encontraba en la zona de éxito, e incluso hubo un decremento en el número de casos en comparación con el mismo periodo del año previo.
En el Informe Semanal de la Temporada de Influenza Estacional 2019-2020 correspondiente a la semana 18, el pico de contagios en esta temporada ocurrió entre la tercera y la cuarta semana del mes de enero del 2020 y fue menor al de otras temporadas. Para las semanas 12 a 16 la curva venía en franco descenso con menos de 200 casos confirmados a la semana y 359 defunciones, casi 500 defunciones menos que las registradas en la temporada previa. Dice en el informe: “Al comparar el comportamiento de los casos notificados al Sistema de Notificación Semanal de Casos Nuevos a la misma fecha de corte 2019 (De la semana 40 del 2019 a la semana 16 del 2020) se observa: Decremento del 10.6% en casos de IRA y un decremento del 13.5% en casos de Neumonía y Bronconeumonía.”
Los reportes sobre incidencia epidemiológica que emite la subsecretaría a cargo de Hugo López Gatell nos dejan muchas dudas. Para un inexperto como yo en materia epidemiológica no es verosímil que el número de infecciones respiratorias agudas sea menor en 2020 que en 2019. Además, esos reportes no incluyen el número de defunciones ocasionadas por las IRA, información que nos servirían para identificar cambios de un año a otro, incluso de una semana a otra. En resumen, tenemos los ojos vendados ante la pandemia, no hay datos para establecer hipótesis de investigación y tampoco para profundizar en la comprensión de los fenómenos de salud pública que afectan al país.
Es triste que siendo México miembro de la OCDE y la economía 15 del planeta con 130 millones de habitantes, cuente con sistemas de información tan pobres y omisos.
Columnistas, Noticias Destacadas