Ya nada es como antes.
Uno que ya llegó al quinto piso y que ha tratado mantenerse (en la medida de lo posible) al día en las nuevas tecnologías, aplicaciones, redes sociales y gadgets del tercer tipo, se siente que estamos viviendo en una nueva era.
Hoy la política se hace en redes sociales.
Los candidatos presidenciales priorizan su presencia en redes sociales de una manera innegable.
Todos ellos día con día presentan imágenes, textos, mensajes que tienen la firme intención de llegar a las generaciones jóvenes, popularizar su imagen y obtener sufragios.
Interesante que muchas veces los usuarios son los que se encargan en mayor medida de dar a conocer noticias falsas de uno u otro contendiente y cada vez resulta más complicado validar la veracidad de lo que se difunde.
Cadenas por whatsapp, artículos de páginas web inexistentes, investigaciones con fotografías de hace muchos años, cifras truqueadas y pasados tormentosos llegan a las redes sociales explotan, dan de qué hablar, se desmienten y aun así permanecen en la memoria de todos como ciertas (aunque no lo sean).
Es muy cierto, las famosas ‘fakenews’ de las que tanto habla Donald Trump son ciertas, las tenemos al alcance de las manos y podemos difundirlas con un simple botón que dice ‘COMPARTIR’.
A muchos les vale madres saber si es verdad o mentira lo que se ha escrito, simplemente hacen más ruido, lo creen real tan sólo por haberlo leído en redes sociales… nada más peligroso.
Y si nos vamos a otros países es una chulada que el presidente del país más poderoso del mundo tenga el bonito hábito de dar sus comunicados tuiteando por la mañana.
De esta forma le ha aumentado aranceles a China, ha criticado a Rusia y ha despedido a miembros de su gabinete… así, en 280 caracteres (a veces menos).
Hasta la fecha no ha habido alguien que lo haga seguir utilizando los canales tradicionales de comunicación. Ni siquiera la respuesta del gobierno ruso al decir que ellos no darían como cierto un mensaje por Twitter hasta que no se hablara a través de las vías diplomáticas tradicionales.
Las redes sociales acortan distancias, abren ojos y brindan información inmediata pero también requieren profesionalismo e inteligencia por parte de quien está del otro lado.
Debemos ser mejores usuarios, más informados y más responsables. Los tiempos y las circunstancias en las que vivimos lo ameritan, lo piden a gritos.
Este 2018 es un año en el que el uso de las redes sociales será clave para destazar a cualquiera de los múltiples candidatos y candidatas a los diferentes puestos que estarán en juego.
Los contendientes y sus grupos de seguidores se encargarán de saturarnos con información de sus oponentes, en nosotros quedará la responsabilidad de leer, analizar y sopesar lo que nos llega y validarlo antes de considerarlo una verdad absoluta.
Nuevos tiempos, nuevos medios y nuevas responsabilidades… no hay de otra.
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