A todos nos sorprendió la renuncia a la vida pública de Eukid Castañón Herrera, el principal operador político de Rafael Moreno Valle Rosas.
Tras la tragedia del helicopterazo, en donde perdieron la vida la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo y su esposo el exgobernador poblano, quien aún mantenía cohesionado al morenovallimo era Eukid, ya sea por temor o por respeto.
¿El morenovallismo se extinguió? Fue la pregunta hecha a las tres de la tarde una vez que llegó a todas las redacciones la carta de Castañón en la que renunciaba a la vida pública y política.
Unos opinan que sí, que es la caída de ese grupo, pero otros dicen que no, que solo se transforma, muta a otra corriente dentro de esa misma fraternidad. Habrá quien asuma el control de esa estructura, pero no va a ser fácil debido a los egos de sus integrantes.
El morenovallismo puro estaba integrado por Tony Gali, Eukid Castañón, Marcelo García, Jorge Aguilar Chedraui, Roberto Moya y Luis Bank, principalmente. Y entre ellos ya había divisiones. Para todos no era un secreto que Tony Gali se ofendió cuando a su hijo no le quisieron dar la primera fórmula al senado y cuando a Xabier Albizuri lo mandaron al lugar nueve de los plurinominales.
Tampoco sorprendió que no le tocó un espacio en el gabinete de la exgobernadora.
Mucho menos es un secreto que Jorge Aguilar mantuvo un enfrentamiento con el ex gobernador Gali, no obstante, quien mantenía la unidad de ese grupo era Rafael Moreno Valle.
A Eukid Castañón le temían, pero también lo respetaban. Siempre lo llamaban para las estrategias electorales y sobre todo para las crisis que se presentaran. Era su principal operador, tenía relación con todos los grupos políticos, con empresarios, líderes ambulantes, medios de comunicación: dueños, directores, columnistas y reporteros.
Era una especie de Secretario de Gobernación alterno. Estaba ahí para apagar fuegos a la hora que fuera del día que fuera. No importaba el método, sabía hacerlo. Era el más hábil y era uno de los que siempre le entregó resultados a su jefe. Era quien verdaderamente controlaba el PAN desde adentro. ¿Cuántas veces no escuchamos a los panistas decir: “vengo de la colonia La Paz de ver a Eukid”?
¿Era duro? Sí. ¿Era rudo?, también, pero era muy efectivo en sus resultados. Tendrá muchas críticas y quizá algunas muy justificadas, pero era un gran operador político. No intentamos defenderlo, pero al final de cuentas lo que cuentan son los resultados y él siempre los entregó, por algo era la mano derecha de Rafael Moreno Valle.
Sin Castañón en el frente de combate ¿qué pasará con el PAN? Bien, primero hay que analizar que Rafael Moreno Valle no solo era ya el dueño del partido blanquiazul a nivel estatal, ya tenía en su bolsa a Marko Cortés.
Al respecto, el periodista Joaquín López Dóriga publicó en su columna En Privado de Milenio diario: “Moreno Valle deja al PAN (en todo el país) en la orfandad, reducido, dividido, atrapado en sus pequeñas miserias y la lucha interna por sus despojos”.
Ahora sin el líder Moreno Valle, sin su esposa Martha Ericka Alonso, sin su principal operador político, Eukid Castañón, el PAN entra a una guerra interna de oscurantismo en la que seguramente tratarán de sacar ventaja hasta los yunques desplazados.
Quedan dos cabezas de grupo reales: Tony Gali Fayad y Luis Banck.
Quizá el morenovallismo ahora se transforme en galicismo.
Lo cierto es que ese grupo y el PAN en Puebla termina, parafraseando a López Dóriga, en la orfandad: reducido, dividido, atrapado en sus pequeñas miserias y en la lucha interna por sus despojos.
Y ya nada será igual.
Foto: Es Imagen / José Castañares
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