En 2015, los mexicanos anti-sistema simpatizaban con el Movimiento de Regeneración Nacional, cuyo líder era Andrés Manuel López Obrador. En ese año la base electoral del joven partido apenas alcanzó para ganar el 8.9 por ciento de los votos que significaron 35 diputaciones, pocas uninominales y la mayoría de representación proporcional. Este es el antecedente de la incipiente oposición del 2015 que fue capaz de arrasar en las elecciones presidenciales del 2018, solo 3 años después y de manera por demás sorprendente.
Nadie sabe más que el propio presidente López Obrador de la capacidad política del movimiento anti-sistema. Por esa razón es que su régimen ha comenzado a atacar a las instituciones donde reside el núcleo de ese tipo de pensamiento.
¿Qué es el movimiento anti-sistema? La lógica indica que se trata de un conjunto de ciudadanos inconformes que actúan en contra del régimen imperante. Por fortuna hay teoría al respecto que explica con mayor nitidez de donde sale y como se identifica.
Hay un librito cuya lectura es inevitable si te interesa el tema: “El pensamiento sistémico. Los orígenes del social-conformismo”, Ed. Siglo XXI. El autor es el sociólogo de origen chileno Marcos Roitman.
El texto está redactado como una crítica al social-conformismo del sistema capitalista neoliberal de principios del siglo XXI. Señala las actitudes nihilistas que se conforman con la búsqueda insaciable de poder y dinero. Una lucha, dice el autor, “entre el ser ético y el inmoral; actuar críticamente o permanecer en la mediocridad y las mezquindades afincadas en las ansias de poder y los deseos de objetos y dinero. En definitiva, la lucha es entre una definición social del ser o una definición individual del ser social”.
Las ideas del libro coinciden con el discurso del presidente López Obrador. Se tocan en cuanto a la crítica al individualismo egoísta y materialista que produjo el neoliberalismo. Sin embargo, a 3 años de haber sido instaurado el nuevo régimen de la 4ª transformación, el modelo sistémico y de social conformismo al que alude el autor, coincide perfectamente con el ideal social que promueve López Obrador. Los “aspiracionistas” son los nuevos enemigos del sistema, mientras que el sujeto conformista y sumiso (disfrazado de solidario) es el prototipo del “buen mexicano”.
Revisemos algunas ideas de Roitman:
“El conformismo social se edifica sobre estructuras mentales de carácter complaciente, mutando la condición humana y negando su naturaleza ética.”
“La destrucción de los principios éticos y de la voluntad como factores constitutivos del ser y la condición humana permiten el surgimiento de la personalidad y del carácter conformista. El sistema, nuevo Leviatán, se apropia de la conciencia logrando que los individuos entreguen su voluntad de actuar y de pensar al orden sistémico. El pacto social se fundamenta en inhibir conductas antisistémicas.”
“El yo ético consciente es reemplazado por “otro” yo y un alter ego autocomplaciente.”
“Lentamente se impone un orden social que anula la voluntad, inhibe la conciencia y destruye los valores éticos.”
“La teoría de sistemas, el conductismo, la teoría de la acción social comunicativa, la pragmática social y lingüística son los referentes teóricos que definen la estrategia de socialización que producen las estructuras mentales del social conformismo, generando un estado de ánimo colectivo autocomplaciente reforzado por la inyección de creencias y valores que alimentan y mantienen vivo al sistema.”
“El conformismo social es asumido y presentado a los ojos de todos nosotros como una actitud responsable. Es la base que une y da sentido a una vida complaciente y libre de ataduras provenientes de una conciencia ética.”
Todas esas descripciones coinciden plenamente con el nuevo ideal social del régimen tetra transformador. A diferencia del conformismo social descrito por el autor y que supuestamente se generó como consecuencia espontánea de los valores capitalistas centrados en el tener y no en el ser, el neo conformismo social se distingue por una suerte de anestesia colectiva impuesta desde el poder político. La anestesia consiste en aplicar dosis de creencias y mitos que comienzan con la confrontación como método político: “chairos contra fifís”, “conservadores contra liberales”, “pueblo bueno contra pueblo malo”, “superioridad moral de los pobres contra la depredación de los aspiracionistas”. En este conformismo funcional al nuevo régimen la ignorancia y la apatía son aliadas de la adormecida conciencia política del pueblo, por eso es que las universidades como semillero de ideas lo son también del pensamiento anti-sistema.
¿Será que los regímenes no pueden o no quieren existir con la resistencia que les ofrece una parte de la sociedad empoderada, crítica e insatisfecha? El pensamiento anti-sistema es el motor del cambio político. Así ha sido y así será, la historia confirma que está en nuestra naturaleza humana. El animal político de Aristóteles es en mi opinión, el ser antisistémico, inconforme, dotado de un sentido ético y de una conciencia histórica y social.
La tesis neo marxista de Roitman que pretendía desnudar una faceta del sistema capitalista, terminó por constituirse en una guía para fortificar al populismo obradorista. Y con esta conciencia es que el nuevo régimen, adicto al poder, justifica la persecución de las instituciones donde puede emergen brotes de pensamiento anti-sistema.
Aquí entra la UNAM en la ecuación. Seguramente una parte de los habitantes de aquellas demarcaciones de la Ciudad de México donde MORENA fue derrotada en 2021, se formaron en la UNAM. El germen de la oposición real y efectiva reside en las clases medias ilustradas que antes fueron la base del movimiento anti-sistema de López Obrador y que hoy, decepcionadas, le cobraron la factura en las urnas (en todas las zonas urbanas del país no solo en la CDMX). Si el régimen es incapaz de tomar el control de la UNAM y del resto de las universidades públicas de los estados, su viabilidad en el largo plazo corre peligro.
La defensa de la UNAM constituye una lucha por la libertad en contra de la tiranía y la mediocridad. Si alcanzaste a leer hasta aquí es síntoma de que coincides conmigo en el imperativo histórico de dar la batalla por la defensa del pensamiento libre.
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