Eduardo Rivera Pérez no entiende que no entiende: prefiere contestarle a Genoveva Huerta porque ella lo acusa de una presunta relación perversa con el gobernador de Morena, Miguel Barbosa que hacer un deslinde real de esa percepción que lleva más de un año y no es la única que lo ha hecho, se ha dicho en muchos cafés, restaurantes (antes de la pandemia) y se sigue pensando.
Según Rivera, no es tiempo de hacer campaña pero sí es tiempo de sumar.
¡Qué lindo!
¡Qué tierno!
¡Qué hermoso!
Mientras a nivel nacional, todos los panistas, perredistas, un gobernador de Movimiento Ciudadano y otro del PRD le plantan cara al presidente López Obrador, el ex alcalde que quiere regresar a gobernar la ciudad prefiere sembrar arbolitos, tomar su agua de chía, acariciar perritos y no meterse en problemas porque según él no es tiempo.
¿Cuándo será el tiempo?
Sólo él y sus asesores lo saben, pero algo es cierto, la campaña ya inició y si quieren ganar una buena parte de diputaciones locales y federales, ser un contrapeso con los gobiernos de Morena tienen que hacer algo, ya que Miguel Barbosa no quiere perder ni sus locales y menos los federales que le corresponden.
Eso sí, Lalo Rivera y el panismo tiene algo a su favor: en el lado de Morena no tienen gallos. Ni Gabriel Biestro ni Olivia Salomón ni David Méndez tienen los números que les favorezcan. Olivia Salomón no ha sabido controlar el enojo que traen los empresarios locales en especial el de los restauranteros ni ha sabido negociar con la Volskwagen ni con Audi ya que al final han hecho lo que han querido las empresas.
Y nada más hay que ver qué dicen en la Canirac y en la Canaco todos los días y a todas horas, pero esa es otra historia.
Quizá el único que daría una batalla por parte de Morena sería Alejandro Armenta Mier quien a pesar de haber sido el principal adversario de Barbosa el año pasado, ahora ya ha ido transitando en una cómoda relación con el mandatario poblano.
Rivera prefiere pelearse con Genoveva Huerta que con las autoridades.
¿Es una estrategia riesgosa?
Sí lo es, porque personajes como Humberto Aguilar Coronado o hasta la misma Ana Teresa Aranda pueden aprovechar esa debilidad (no se ve una fortaleza la actitud del ex alcalde) y colarse.
Esa visión de no grito, no corro, no empujo en plena campaña y en esta situación política que se vive a nivel nacional no es la mejor. Esa es buena para cuando tiembla y no en una guerra.
El gobernador, por su parte, ve con buenos ojos la actitud de Rivera puesto que así no le generará molestias, problemas y así le dejará operar su elección tranquilamente. El problema es que cuando el ex alcalde decida ponerse los guantes quizá sea muy tarde y muchos saldrán a cuestionarlo: ¿por qué hasta ahorita?
Y ahí sí será politiquería.
Es muy su estrategia y es muy su partido. Sabe bien que ahorita si las elecciones fueran hoy, él junto con el PAN arrasaría la ciudad y quizá influiría sobre las ciudades como lo son San Pedro y San Andrés Cholula, Amozoc, San Martín pero hay un factor que se le ha olvidado y que es el interno: si no es designado de manera directa por parte de su dirigencia podría repetir el fenómeno de Pancho Emmelhainz y Luis Paredes.
Porque hay algo que reconocerle a Eduardo Rivera, según los que se dedican a las encuestas, él es hoy por hoy el puntero y ganaría la elección en el 2021, según nos han dicho, empero, cuando se construye un imperio en un juego de naipes, con solo un soplido puede derrotarse un castillo.
Foto: Es Imagen / Archivo
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