Dedicada a todas aquellas personas que marcaron mi vida de amor, amistad y bendiciones, también a mi perriamigo Tobby que me enseño el máximo valor lealtad en esta tierra y que sin duda siempre viven en mi corazón.
La época de recordar a las personas que amamos y han dejado huella invaluable en la vida, en casa hemos reservado un lugar especial para preparar un altar en honor a nuestros seres amados y amadas que ya no están en están en la tierra. El cempasúchil enmarca el camino que recorrerán para llegar a la ofrenda que hemos instalado, el copal inunda el ambiente anunciado están más cerca que nunca.
Muchas familias se esmeran en colocar los platillos favoritos de estas personas que tanto extrañamos; en adornar con papel picado y flores este espacio que ofrendamos para celebrar su venida a compartir con una noche, un recuerdo, una esperanza de volver a encontrarles, aunque sea en la memoria. La muerte es parte de nuestra vida, esta tradición nos permite verla desde otra perspectiva para reconfortar el corazón.
Para algunas familias será la primera visita, el primer altar, el primer año sin ese familiar o mascota al que tanto extrañamos, para otras ya son varios años; sin embargo, el tiempo no importa mientras en el recuerdo y el corazón no olvidemos a nuestros seres más queridos.
Así que preparémonos con ánimo para que hoy sea un día de recordar y agradecer la existencia de las y los que se nos adelantaron y que algún día reencontraremos. Coloquemos bellos altares en su honor, preparemos sus platillos favoritos, llenemos el espacio de color, inundemos el ambiente con el aroma de las flores, hagamos una fiesta para recordar su vida y el tiempo que compartimos en unión y felicidad.
Recordemos que no todo es dolor, sino también reconocimiento lo que esas magníficas personas nos ensañaron y dejaron en nuestras vidas; es verdad que no es sencillo aceptar que ya no están aquí, pero también es cierto que, al preparar este lugar para ellos, al adornar y darnos el tiempo para recordarles podemos volver a sentirles cerca, tan cerca que viven siempre en nuestro corazón.
El día de los fieles difuntos y difuntas nos enfrentan a la muerte, pero también nos acerca a la vida; nos hace evidente lo fugaz que ésta puede ser, nos recuerda que las cosas pueden cambiar de un instante a otro y que justamente por ello es crucial reconocer que no hay más tiempo que hoy; por ello vive cada día desde el amor, la gratitud y la consciencia.
Recordar a las personas que dejaron huella en nuestra vida permite que no queden en el olvido y siempre vivan de diversas formas en este mundo. Alegrándonos por esa huella que han dejando después de la muerte. La vida esta llena de eternos recomenzares, constante en cambios, es cíclica y por ello algún día estaremos invitadas/os a esa ofrenda que hoy colocamos.
Agradezcamos que estamos vivos y el tiempo que pudimos compartir con aquellos seres que hoy iluminan nuestro camino desde la trascendencia fue valioso y lleno de aprendizajes quedándose en lo más profundo de nuestro corazón. La vida es muy corta, hagamos lo que tengamos que hacer y que sea hoy mismo.
Recuerda: solo se muere una vez y vivimos todos los días.
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