Estamos a 4 días de que inicien las campañas electorales para elegir quienes serán los nuevos integrantes de la cámara de diputados para la LXV Legislatura Federal, y al mismo tiempo, estamos inmersos en un debate nacional de ataque, desprestigio y defensa de la autoridad responsable de organizar y llevar a buen puerto el proceso electoral.
Por una parte, el presidente arremete contra el INE afirmando que nunca garantizaron elecciones libres y limpias, pero que tenía un aparato costosísimo, afirmación a la que le hace eco su empresario favorito diciendo que el INE debe morir y desaparecer, porque no es democrático y no representa de ninguna manera los intereses de la sociedad.
Pero, por otra parte, está la defensa que del INE han hecho diversos columnistas, académicos y políticos. Yo mismo en este espacio he dado mis razones para defender a esa institución que tanto trabajo y tiempo nos costó a los mexicanos construir.
La razón es simple. Hasta 1997, había incertidumbre durante todo el proceso y ya se sabía que existía certidumbre en el resultado, pero con la creación de reglas claras y la organización de los procesos electorales por parte del entonces Instituto Federal Electoral, arribamos a un principio básico que debe defenderse en la democracia: certidumbre en el proceso e incertidumbre en el resultado.
Si a este escenario de ataques a la institución, le agregamos el gran problema que genera la presencia del Covid-19 en nuestras vidas, así como que la fecha marcada de arranque es el 04 de abril, domingo de resurrección, pues más se complica el inicio y el desarrollo de las campañas electorales.
Ante este panorama de contingencia sanitaria, el INE ha emitido algunas recomendaciones generales para el desarrollo de las campañas electorales que vale la pena que conozcan las y los candidatos, los partidos políticos y por supuesto, las y los ciudadanos para la prevención de la propagación del virus.
En pocas palabras, el INE ha traducido las recomendaciones de la organización mundial de la salud y de las autoridades sanitarias en protocolos de actuación para garantizar el cuidado de la salud de candidatos y ciudadanos.
Es cierto que reproducir las formas anteriores de llevar a cabo las campañas en un contexto pandémico (mítines, convocatorias masivas en espacios abiertos como estadios o plazas públicas, grandes movilizaciones y reuniones amplias en salones cerrados) no será posible ni responsable realizarlas.
El INE hace la recomendación de que las campañas electorales se apeguen a los protocolos sanitarios en los que se garantice el respeto a las medidas que las autoridades internacionales y nacionales de salud han dispuesto.
No hay que dejar de considerar que después de semana santa, aunque no lo deseemos, la semaforización sanitaria que emiten las autoridades sanitarias nacionales y locales seguramente va a cambiar y a darle una nueva afectación a la realización de las campañas electorales, por lo que las mismas, ya no volverán a ser como antes.
Hay que adecuarse a la nueva realidad y promover la alta participación ciudadana el día de la elección, eso, es lo verdaderamente importante.
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