Fuentes bien informadas nos revelaron que Alejandro Armenta Mier tiene un plan: criticar a Fernando Manzanilla y a Jorge Estefan Chidiac no para ganar la candidatura a la gubernatura sino para que sea tomado en cuenta en la próxima administración si es que gana – y tiene todo para ganar-, Luis Miguel Barbosa Huerta.
Y es que parecería que verdaderamente el senador tendría ganas de reventar el gobierno interino que encabeza don Guillermo Pacheco Pulido cuando manda mensajes contra sus dos principales operadores: Fernando Manzanilla y Estefan Chidiac; es más parecería que sus mensajes irían de la mano con los que denuncia la extraviada dirigencia estatal del PAN.
No obstante, operadores de Armenta han aclarado que no, que su función no es reventar la liga sino que solo sea tomado en cuenta con posiciones en el próximo gabinete y para qué más adelante él sea el elegido.
No obstante, pese a los síntomas de Armenta que aparentan confrontación y división, los astros se le acomodan a Barbosa: todos los días se reúne con algún grupo, líder, empresario o campesino para convencerlo. No importa si es que en otro tiempo tuvo filias o fobias.
Su mensaje es la reconciliación.
Si bien Andrés Manuel López Obrador públicamente dice que no se meterá en esos temas locales, en la realidad ve a Barbosa como su reflejo en el 2006: dice que le robaron la elección, tuvo que enfrentar a la mafia del poder a nivel local, fue víctima de una guerra sucia por parte del morenovallismo y aguantó todo tipo de ataques, pues a pesar de todo sigue de pie y listo para lo que venga.
Luis Miguel Barbosa ha militado en la izquierda desde 1997 y en 1998 ganó la presidencia del PRD estatal, ahí conoció a López Obrador, pues recién se había convertido en el presidente nacional del partido del sol azteca.
En esa fecha el perredismo poblano estaba dividido entre los simpatizantes de Barbosa, Jorge Méndez Spínola, la Corriente Socialista encabezada por Eduardo Fuentes de la Fuente y Adolfo González Zamora y, por supuesto, su presidente Luis Miguel Barbosa.
Los enfrentamientos y divisiones se arreglaron en Zacatlán, pues en ese municipio firmaron un pacto de paz entre todas las corrientes perredistas y ahí, para los que aún tengan memoria, López Obrador le levantó la mano a Barbosa. Así que el aspirante a gobernador no es para nada un desconocido en el mapa del líder de la cuarta transformación.
Para los seguidores de AMLO, a Barbosa le corresponde la candidatura por el hecho de que enfrentó un supuesto fraude electoral, persecución política y a pesar de eso, para la gente de Morena a nivel nacional, él ganó los comicios del año pasado.
Alejandro Armenta nunca se sumó a la defensa del voto, ganó el senado y se fue a despechar ahí en la ciudad de México.
Lo malo no es que Armenta presione, es que qué va a hacer con sus porristas en redes que buscan debilitar la imagen de Barbosa y de Morena y que se están extralimitando.
Nos recuerdan la fábula de los perros de rancho: había una vez un rancho muy grande, con ganado de vacas y borregos, principalmente. Los canes cuidaban al patrón, a su familia y a sus animales. Los perros entonces esperaban el día de fiesta para que por lo menos les tocara un hueso, no obstante, llegado el día, el amo de la finca gritaba “amarren a los perros, no vaya a morder a alguno de los invitados”.