El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ofreció interceder ante su par nicaragüense Daniel Ortega para que excarcele al obispo católico Rolando Álvarez, condenado a 26 años de prisión en febrero pasado, según informó el jueves el mandatario sudamericano.
Lula dio a conocer su disposición a periodistas, después de sostener una reunión en el Vaticano con el papa Francisco, quien le expresó su preocupación por el encarcelamiento de monseñor Álvarez, obispo de Matagalpa.
“La Iglesia tiene un problema en Nicaragua porque hay obispos que están presos. La única cosa que la Iglesia quiere es que Nicaragua libere al obispo (Rolando Álvarez) para que vaya a Italia”, declaró el presidente brasileño.
“Yo quiero hablar con Daniel Ortega sobre liberar el obispo”, agregó Lula, tras considerar que “no hay razón” para que el religioso “esté impedido de ejercer su función en la Iglesia”.
“Yo voy intentar a ayudar, si es que puedo ayudar”, insistió.
La declaración de Lula causó asombro a la prensa, ya que se trata del primer presidente que ofrece interceder por el obispo Álvarez, quien se encuentra preso en una cárcel al norte de Managua y en febrero fue condenado a 26 años de prisión por negarse a ser desterrado junto a 222 opositores excarcelados, enviados por Ortega en un avión a Estados Unidos.
Daniel Ortega y Lula da Silva tienen una vieja amistad que comenzó durante la revolución sandinista en Nicaragua (1979-1990), cuando el entonces líder sindical brasileño visitó en numerosas ocasiones el país centroamericano para reunirse con el político izquierdista nicaragüense, que fue presidente por primera vez de 1985 a 1990.
La oferta de Lula para la liberación del obispo Álvarez surge en medio de una controversia en el contexto de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde opositores nicaragüenses acusaron al presidente de Brasil de intentar “suavizar” una resolución sobre Nicaragua que podría ser presentada esta semana en plenario.
Según los opositores a Ortega, Brasil propuso “moderar” el texto del documento presentado por varios países americanos y que acusaba al gobierno de Nicaragua de “escalar la represión”, cometer graves violaciones a los derechos humanos y forzar al exilio a “cientos de miles de nicaragüenses” desde la rebelión social de 2018.
Durante la sesión de la OEA, el representante del Vaticano, monseñor Miroslaw Wachowski, afirmó que “la crisis de Nicaragua es especialmente preocupante” pues afecta “tanto a personas como a instituciones, incluidos los católicos y la Iglesia católica”.
Añadió que un “ejemplo destacado” de la crisis es precisamente “el injusto encarcelamiento de monseñor Rolando Álvarez”.
Como parte de su confrontación con la Iglesia católica, el gobierno de Ortega mantiene en prisión a otros tres sacerdotes y a inicios de este mes ordenó cerrar las cuentas bancarias de las diócesis católicas, porque según la policía se les está investigando por supuesto lavado de dinero.
Además de la expulsión de decenas de monjas y sacerdotes, Ortega ordenó el cierre de al menos siete radios y televisoras vinculadas a la iglesia y en marzo pasado “suspendió” las relaciones diplomáticas con el Vaticano, después de que el papa Francisco calificara a su gobierno como “una dictadura grosera”.
Un año antes, en marzo de 2022, el gobierno de Nicaragua expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Sommertag, quien tras la crisis de 2018 había intercedido por varios opositores presos.
Fuente: AP