La salud es un derecho humano: así está reconocido por el artículo 4 de la Constitución federal, así como por diversos tratados internacionales. Se trata de uno de los derechos más importantes para cualquier sociedad; la razón de esto es sencilla: nuestro bienestar, tanto físico, como mental, se entiende como una necesidad básica, que una vez que es garantizada nos permite realizar nuestros proyectos de vida en condiciones de libertad. En resumen: la salud es indispensable para el futuro de cualquier persona.
La pandemia que vivimos nos deja muchas lecciones. Hay que decirlo: una de las más importantes es la de la solidaridad. Quedarnos en casa, hacer llegar apoyos e instrumentos a quienes más lo necesitan, exigir rendición de cuentas a las autoridades responsables de contener esta emergencia de salud pública, son algunos ejemplos de cómo podemos protegernos entre ciudadanas y ciudadanos.
Otra lección importante es la evidente y urgente necesidad de fortalecer nuestro sistema de salud pública; día con día se reportan casos de familias alarmadas por la hospitalización de algún familiar, día con día son más los hospitales que anuncian haber llegando a su capacidad máxima. Esto tiene una explicación: según el Panorama de Salud 2019 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, “México ocupa el último lugar entre los miembros de la OCDE en lo referente a la inversión sanitaria promedio por ciudadano. En términos porcentuales, México invierte aproximadamente el 71% menos que otros países”. El mismo estudio arroja otro dato preocupante: “Las familias tienen un gasto de bolsillo en salud promedio que llega hasta el 40% de sus ingresos y del 100% de citas médicas canceladas o retrasadas el 75% corresponde a personas con menos recursos económicos”.
Esta falla en la asignación de recursos impacta severamente en los insumos con los que cuenta el personal de la salud. Este hecho ha generado un sinfín de donaciones de cubrebocas, caretas, guantes, bastas, entre otros. Sin embargo, existen casos en los que se entregan materiales que no cubren con la calidad y características necesarias para proteger al personal de la salud frente al virus Covid-19.
En nuestro caso, hemos realizado una investigación sobre qué materiales son los indicados para donar caretas, lo que nos ha permitido entregar varias de éstas elaboradas con grafeno (un carbón tan fuerte como el acero, muy similar a un chaleco anti-balas, que se usa en en muchos industrias). Actualmente, hemos visitado 8 instituciones de salud pública en Puebla: Hospital IMSS de La Margarita; ISSSTEP; Hospital del Norte; Hospital del Sur; Hospital para El Niño Poblano; Hospital de Traumatología y Ortopedia; 6/o Regimiento Blindado de Reconocimiento de la Zona Militar y la noble institución Cruz Roja Puebla.
Nuestra meta es entregar 1,350 caretas protectoras con grafeno, hecho que se inscribe en una diversidad de propuestas y acciones que hemos presentado en el Congreso del Estado para prevenir, atender y contener las consecuencias de esta pandemia. Nuestra responsabilidad es cuidar a quienes nos protegen. #NoBajesLaGuardia
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