El 2002 avanzaba a pasos agigantados y con esto, el melquiadismo terminaba su cuarto año de administración.
Se acercaba la elección federal intermedia del 2003 y también se comenzaba a acelerar la sucesión gubernamental, lo que sería el catalizador de una serie de acontecimientos que cambiarían el escenario político de la entidad.
La lucha por la dirigencia nacional del PRI, la cual ganó Roberto Madrazo, evidenció la enorme fractura, que vivía el tricolor en Puebla y la lucha entre dos corrientes hegemónicas que se disputaban el poder, el melquiadismo y el marinismo.
Esta fractura, también ocasionó una división interna dentro de Intolerancia Diario, ya que se formaron dos grupos dentro de la redacción.
En 2002, Mario Alberto Mejía había incorporado dentro de la línea editorial del periódico, a un, en ese entonces desconocido personaje, Arturo Rueda, quien se sumó al grupo de columnista del diario, con sus Tiempos de Nigromante, un espacio en el cual se realizaban escenarios sobre la sucesión gubernamental de Melquiades Morales Flores.
La relación de Mario Alberto con el entonces grupo Finanzas era muy buena, por el otro lado, Enrique Núñez era muy cercano a Fernando Morales Martínez y también se fortalecían sus nexos con Mario Marín Torres, quien se encontraba fuera de la administración pública y era perseguido con motivo de sus cuentas públicas.
Yo por mi parte, comencé una muy estrecha relación de complicidad, que terminó por convertirse en amistad con el principal operador político de Marín, Javier López Zavala, quien había ganado la diputación local por el distrito 3 con cabecera en Puebla.
En mi mente daba vueltas la denuncia que había realizado el representante de Roberto Madrazo en Puebla, el ex gobernador de Durango, Maximiliano Silerio Esparza, quien había revelado la existencia de una “estructura paralela” al interior de la administración estatal, operada por el secretario de Finanzas, Rafael Moreno Valle Rosas.+
A inicios de año, el periodista, Alejandro Mondragón, denunció la existencia de un “hoyo financiero” dentro de la administración melquiadista, agudizado luego de la construcción de la autopista a Teziutlán, la cual se había concesionado, pero no presentó ninguna evidencia al respecto del dicho hoyo.
Se sabía que a instancias de su hijo, Fernando, quien no tenía una buena relación en ese entonces con Rafael, Melquiades Morales había contratado al despacho de la ex contralora en la era de Carlos Salinas de Gortari, María Elena Vázquez Nava, para auditar a su administración y específicamente a la entonces Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social, a cargo de Rafael.
Se sabe que la auditoria inicio a finales del 2002 y presentó sus conclusiones a Morales Flores, a finales de enero del 2003.
Nadie sabía que gobernador había ordenado esa auditoría, ni mucho menos el resultado que había arrojado el trabajo realizado por el despacho de Vázquez Nava, cuya firma había nacido en 1995 y contaba con amplio prestigio en el análisis forense y de estructuras organizacionales.
Un día, a finales de marzo del 2003, regrese a la redacción de Intolerancia Diario para escribir mis notas para la edición del siguiente día.
Antes de entrar a la redacción, el guardia me hizo entrega de un sobre grande de color manila, el cual pesaba un poco, eran muchas hojas las que contenía y estaba herméticamente sellado con cinta canela y con una sola leyenda al frente: “Para Ricardo Morales”.
De inmediato, intuí que se trataba de algo muy importante, la curiosidad me comenzaba a invadir y por un momento pensé que era buena idea abrirlo en la redacción para ver su contenido, pero de inmediato me contuve, sabedor de que el ambiente dentro de la redacción ya estaba enrarecido.
Me apresuré a escribir sin separarme ni un solo momento del sobre de color manila y su misterioso contenido.
Ya en mi casa, le comenté a mi esposa Claudia sobre el misterioso sobre y de inmediato, lo abrimos para ver su contenido.
De inmediato, la adrenalina me comenzó a invadir, el misterioso sobre contenía los resultados de la auditoria forense y organizacional, realizada por el despacho de la prestigiada, María Elena Vázquez Nava.
También había un disco de ¾ los que se usaban en esa época y láminas sobre el pago a medios por convenios de Comunicación Social y otros documentos que ilustraba a cuanto ascendía el tamaño del daño causado a las finanzas melquiadistas, 2 mil 071 millones de pesos de ese año, 2003.
Ni mi esposa, ni yo podíamos dar crédito a lo que veíamos y a lo que leíamos, entendíamos la gravedad y el tamaño de nota que tenía en mis manos. Debo de reconocer que sentí miedo, no sabía qué hacer.
Decidí guardar muy bien los documentos, hacer varios paquetes de fotocopias para tener un respaldo, por aquello de las dudas y me guarde los documentos durante una semana, en tanto, entendía muy bien el tema y estructuraba lo que iba a ser la mejor nota de toda mi vida y lo que cambio sin duda, el cómo era visto dentro del periodismo en Puebla. (Continuará).
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