A inicios de la década de los noventas arrancó una revolución en los medios de comunicación electrónicos en Puebla, principalmente en la radio, en donde comenzó una muy feroz competencia por el cuadrante.
En la pasada entrega mencione cómo un pequeño aparato, la telefonía celular, había sido un pase gigantesco para grupo ACIR y en especial para el noticiero de López Díaz, “Buenos Días”, por la facilidad de los enlaces en “vivo”.
Los constantes enlaces desde el lugar en donde se originaba la noticia, le comenzaron a dar más presencia al noticiero matutito y dar una ligera ventaja sobre su competencia, Tribuna de Montero Ponce, pero definitivamente estos últimos mantenían el liderazgo, merced a los años que llevaban de ventaja al aire y por transmitir a través de dos frecuencias, AM y FM.
Pero en el año de 1993 la competencia se volvió más “feroz” en la radio, surgieron nuevas alternativas informativas que iban a revolucionar el cuadrante y hacer que existiera una “fuerte competencia” en el cuadrante, no solo por los contenidos, sino por la influencia informativa y el poder.
De entrada, el Grupo Oro, de la familia Grajales, decidió romper su alianza informática con Montero Ponce, para crear su propio noticiero, con el regreso de Jesús Manuel Hernández a la radio, a través de la 94.9 de FM y la 1170, la segunda estación con más tradición en Puebla, después de la XEHR 1090 de AM.
Hernández armó un equipo muy fuerte y una ´solida inversión empresarial, que incluía en el arranque, automóviles Volkswagen para su equipo con las leyendas y logos de su noticiero y también el dotar a todo su equipo de telefonía celular para enlaces “en vivo”, lo cual equilibraba la situación con ACIR y “Buenos Días”, pero Javier solo transmitía en AM.
El equipo de Jesús Manuel tenía en sus filas a gente como Adolfo Flores Fragoso, Mauricio García León, René Winder Salazar, un muy joven Iván Mercado y más tarde Blanca Morales Garduño.
El noticiero de Hernández encuadraba perfectamente entre las clases medias poblanas, el círculo empresarial y la derecha poblana, que simpatizaba con su forma de hacer periodismo.
Pero no solo surgió esa competencia, una nueva frecuencia y otro noticiero, llegó a refrescar el cuadrante, el periodista Fernando Alberto Crisanto Campos, arribó a la 98.7 de FM, “Si FM”, con su noticiero Hechos.
Crisanto era un periodista consumado, de mucha experiencia y con una muy buena voz.
De inmediato conformó un gran equipo de colaboradores todos, también equipados con el equipo necesario, principalmente teléfonos celulares y un estilo de transmisión en “vivo”, sin notas grabadas y en el lugar de los hechos, para jugar parecía, con el nombre del mismo noticiero.
Entre su equipo de trabajo se encontraba una de las mejores voces de radio, Flora Molina y entre sus reporteros, gente como, Diana Hernández Juárez, quien precisamente había sido mi maestra de géneros periodísticos en la Madero, Oscar Victoria, mi mejor amigo, Bonfilio Mendoza, Luis Alberto González, hijo de Mauro González Rivera, director de Momento Diario, Hipólito González, Guadalupe Vicón y más adelante se incorporaría Luis Pavón Vázquez, con quien construí una gran amistad a la par de Iván Mercado.
Más tarde me enteré que la producción de ese noticiero, la hacía un personaje que más adelante sería clave en mi vida periodística y que ha estado presente en los últimos 20 años de mi historia, Mario Alberto Mejía Martínez, quien arribó a Puebla, proveniente de Huauchinango, en la Sierra Norte de Puebla.
Además del noticiero “Hechos”, Crisanto dirigía, como ya lo mencioné, uno de los mejores periódicos de la época, “Cambio”, en donde colaboraban una buena parte de su equipo.
De manera paralela, Carlos Martín Huerta dejaba el grupo Zoma, la entonces “Stero Rey” 92.5 de FM, para irse a la entonces “Corporación Puebla”, integrada por la Q Bonita 920, en donde originalmente inicie hacer radio y 91.7 de FM.
Ellos al igual que los demás, también contaban con teléfonos celulares para las transmisiones en “vivo”, pero adicionalmente, dotaron a su equipo con motocicletas, para moverse más rápido por toda la ciudad y contaban con un sólido equipo de trabajo encabezado por Verónica Vélez como jefa de información, Ruth Piedrhaita, Isabel Tobón, Fernando Pérez Corona, Fredy Aco, Jesús Ramos, Mario Romero, mi amigo de la infancia, y más tarde se incorporó Erik Becerra.
La competencia radiofónica se volvía “brutal”, el cuadrante se comenzaba a llenar de opciones y por supuesto, nos obligaba a todos, a buscar cada día a ser mejores.
Pero aún habría dos movimientos que terminarían por revolucionar a los medios de comunicación en Puebla, la llegada de otra nueva estación, “La Radiante” de Sergio Mastreta en el 105.1 de FM y el que, sin duda, fue uno de los mejores proyectos periodísticos impresos en Puebla, “El Universal” de Rodolfo Ruiz.
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