“Mujeres viven pandemia de manera diferenciada”

Si bien la condición pandémica de la enfermedad por coronavirus da para creer en una democratización de la vulnerabilidad, en países como México se evidencia con creces que hay personas en condiciones de riesgo previas a las que hay que añadir la posibilidad del contagio.

La violencia no cesa, al contrario: la de carácter sexual va en aumento. Durante el pasado mes de marzo, el acoso aumentó 92.2%; el hostigamiento sexual 62.9%; abuso sexual 25.6%, y la violación 14.6%. Estas estadísticas ponen de manifiesto lo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha puesto en relieve: las mujeres viven la pandemia de forma diferencial.

El encierro es un escenario propicio para la violencia doméstica, pues obliga a mujeres y niñas a convivir de manera constante con sus victimarios. “Se presentan daños a la estabilidad de las mujeres a través de las amenazas, descuidos, insultos y humillaciones”, denuncia Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) en el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE) de la Ibero Puebla.

Como consecuencia del distanciamiento social, las redes de apoyo se ven afectadas. Aun así, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, las denuncias por violencia sexual, abuso, acoso y hostigamiento han aumentado con respecto al año pasado.

Responsabilidad colectiva

Para la experta, las personas más susceptibles de violencia doméstica son las niñas, los niños, las y los adolescentes y las mujeres. Por su parte, las personas adultas mayores están sujetas a discriminación, pues no se les toma como integrantes activos de la familia. El cruce de categorías, como argumenta el feminismo interseccional, potencian la vulnerabilidad.

En este sentido, las peticiones a las diferentes instancias gubernamentales tienen que ver con el apoyo económico a los Refugios para Mujeres, los cuales operan con base en apoyos privados y donativos. A su vez, se solicita la operación permanente de los Centros de Justicia para las Mujeres.

Gamboa Muñoz invita a la ciudadanía a mantenerse alerta de posibles síntomas de violencia doméstica en sus círculos cercanos. De ser el caso, procurar asistir a las víctimas de manera discreta y con apoyo de las autoridades correspondientes. “Existen mecanismos desarrollados por las propias mujeres para pedir ayuda sin que su agresor se dé cuenta”, recuerda.

La situación de vulnerabilidad de las mujeres que tienen que salir para trabajar en medio de la pandemia también potencia vicios presentes de manera sistemática. “En este escenario, las mujeres embarazadas y de la tercera edad fueron las primeras en ser despedidas, además de priorizar la actividad laboral masculina por encima de la femenina”.


Foto: Es Imagen / Jafet Moz

“¿Me haces de comer?”

El espacio privado es uno de los principales escenarios en los que se presentan los machismos cotidianos. La asociación de las labores domésticas y de cuidado con la construcción patriarcal de feminidad genera diferencias culturales de género que derivan en diferentes grados de violencia.

Ana Laura Gamboa señala nuestra responsabilidad de frenar la reproducción de estos estereotipos y construcciones de género. “Pensando que no hay una sola forma de ser mujer y ser hombre, el machismo promueve la idea de superioridad del varón”.

Inegi indica que el 76.7% de las labores doméstica son realizadas por las mujeres. Además, en cuestiones que tienen que ver con preparar y servir alimentos, las mujeres ocupan nueve horas a la semana por 38 minutos de los hombres. “No existen las tareas femeninas en el hogar: hay una corresponsabilidad en el cuidado de la casa”, resalta la académica.

Para contribuir a erradicar estas ideas, el Instituto de Machos a Hombres (DMAH), así como ONU Mujeres, han difundido múltiples recomendaciones relacionadas con el autocuidado, trabajo colaborativo en el hogar y el redescubrimiento de la masculinidad.

Con el antecedente de la marcha del Día de la Mujer y el Paro Nacional subsecuente, la académica de la Ibero Puebla ve con optimismo la sororidad práctica, misma que debe imponerse a la violencia en el confinamiento: “Debemos recordar que, aunque no podamos convivir de manera física, no estamos solas: esa red que se tejió a principios de este año difícilmente se romperá”.

mayo 1, 2020 - 9:15 pm

Por: Staff

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