Quizá muchos no recuerden que en el segundo debate presidencial del año 2018, Andrés Manuel López Obrador ofendió a Ricardo Anaya llamándolo Ricky, Riquín, Canallín, lo que provocó una gran cantidad de memes y burlas hacia el candidato presidencial del PAN, llegando, incluso, a ser trending topic en twitter.
Lo traigo a cuento porque pareciera que se ha actualizado aquel famoso refrán popular que dice que “el que a hierro mata, a hierro muere”, refiriéndonos por supuesto, al hermano del Presidente López Obrador que fue video grabado por una persona en dos momentos en los que está recibiendo dinero en efectivo, para fortalecer lo que él llamó, el movimiento.
Dicho refrán popular nos da a entender que cada quién recibe lo que merece, recíprocamente, por su comportamiento anterior y entonces, la vida lo coloca en una situación igual o similar, a lo que criticó o sostuvo alguna vez. Otros lo identifican con filosofías orientales que afirman que se construye el futuro en base a las acciones realizadas durante su vida, el karma pues.
Ese es el caso de los videos que muestran al hermano del Presidente recibiendo dinero por parte de un sujeto que se contradice diciendo que era asesor, funcionario o empleado del gobierno del Estado de Chiapas y que como cualquier pillo, graba el momento en que entrega el dinero para dejar constancia de la propia entrega o para ser utilizado en el momento oportuno para “quemar” mediáticamente a los que aparecen en el video.
Lo mismo valen, en términos de descalificación política, los videos en donde aparecen funcionarios ligados a dos senadores del PAN, que los videos en donde el hermano del Presidente está recibiendo dinero en efectivo.
Sí, en ambos casos está claro que se cometieron actos relacionados íntimamente con la corrupción, aunque el hermano Presidente afirme que “no somos iguales porque hay notorias diferencias con relación a los otros asuntos”.
Desde mi punto de vista, no existen diferencias entre los videos dados a conocer en el 2004, en donde René Bejarano, identificado como cercano colaborador de Andrés Manuel López Obrador, está recibiendo dinero en efectivo; los videos en donde funcionarios del Senado, identificados con un par de Senadores del Partido Acción Nacional, reciben también dinero en efectivo; y los videos en donde aparece el hermano del Presidente, recibiendo de la misma manera, dinero en efectivo.
Los video escándalos, o como lo llama Denise Dresser, la video cleptocracia, dañó en su momento la imagen de Andrés Manuel López Obrador como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, ha dañado la reputación del PAN desde que se conocieron los nombres de los Senadores que Emilio Lozoya filtró a los medios de comunicación, y ahora, está dañando al Presidente López Obrador, aunque él afirme lo contrario.
Negarlo, es darle la razón a ese corrupto Alcalde del Municipio de San Blas, en el estado de Nayarit, que afirmaba que “si robó, pero poquito”.
El que recibe dinero público comete un delito, así sean 400 mil pesos o millones de dólares, y el que lo graba, es un delincuente que espera la oportunidad de hacer un daño político, sabedor que legalmente, al ser difundidas las imágenes, dejan de tener valor probatorio.
Si López Obrador ofendió a Ricardo Anaya al señalarlo como Ricky, Riquín Canallín, seguramente el colectivo identificará a su hermano Pío López Obrador como Pío el pillo.
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