Don Guillermo Pacheco Pulido tiene el colmillo más que retorcido: en casi una semana que lleva en el cargo, repartió posiciones para todos. El tan presumido gobierno de coalición que se haría con Martha Ericka Alonso, pero nunca se hizo, ahora sí está operando. Primero, llamó a un cerebro a la Secretaría general de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto. El segundo movimiento en el tablero fue convocar a un auténtico financiero, al priista Jorge Estefan Chidiac.
De entrada, los que saben de la lógica del poder conocen que las dos posiciones más importantes son para lo político y para lo económico. De ahí, las demás secretarías son para irse repartiendo entre los demás grupos. No hay improvisaciones, los nombres dados a conocer caen como anillo al dedo.
El góber interino ha ratificado a tres del gabinete de Alonso Hidalgo, de tal suerte que no lo pueden acusar de cargar los dados a favor de Morena. Fue un acto de caballerosidad política, propia de don Guillermo.
En el caso de Manzanilla puede o no gustar su estilo personal, pero de que él sabe de operación política, lo sabe. Fue uno de los cerebros para la contienda del 2010 cuando le arrebataron, por primera vez, el triunfo al PRI.
Fue el secretario General de Gobierno al inicio de la administración de Moreno Valle y mientras se quería utilizar la ley de las tres p’s (plata, palo o plomo) por parte de la administración, Manzanilla buscó negociar a toda hora con los distintos grupos. Prefería el diálogo a caer en los excesos ya conocidos.
Tras la ruptura con Rafael Moreno Valle Rosas, Manzanilla se fue a operar la candidatura de Tony Gali Fayad que contendía contra Enrique Agüera y sin demérito de cada uno de los personajes que participaron en dicha contienda, los resultados fueron positivos. Posteriormente fue hecho a un lado y denostado por la administración una vez que anunció que renunciaba a la diputación local.
La demás historia ya la conocemos.
Retomando el tema de los nombramientos, destaca también el de Manuel Alonso en Seguridad Pública, quien conoce y tiene el pulso de lo que ocurre en el estado.
Uno de los más cuestionados quizá sea Franco Rodríguez Álvarez, pues su trayectoria como político ha sido traicionar: lo impulsó Eduardo Rivera y el Yunque para contender por la alcaldía en el 2013 y le dio la espalda para irse con Moreno Valle. El grupo de Jorge Aguilar Chedraui lo acogió y posteriormente, también los desconoció, porque terminó presumiendo que todo lo que había logrado era por méritos propios.
“¡Já!”, dicen quienes realmente lo conocen.
En general, don Memo Pacheco ha sabido tejer muy fino en esta primera semana, pues si bien su gobierno será muy corto, ha mostrado sensatez y equilibrio, algo que desde hace mucho tiempo ya no existía en Puebla.
Puebla seguirá siendo el laboratorio político nacional y tras el accidente del 24 de diciembre del año pasado: el morenovallismo quedó fracturado. En Acción Nacional no se dieron cuenta que les pasó un tren encima. Un día gobernaban el estado, después de una lucha electoral, al otro día solo les tocaron unas cuantas posiciones políticas. En tan solo un mes fueron expulsados de Casa Puebla sin nada de violencia.
La actitud de Marko Cortés de quitar de la coordinación a Marcelo García Almaguer y los señalamientos contra los diputados locales por sumarse a Guillermo Pacheco, solo demuestran que el líder nacional del PAN se quiere sacudir al morenovallismo.
Ante esa crisis del PAN que no admiten ni admitirán en público e independientemente de quien quede como candidato por Morena: Alejandro Armenta (quien ya cuenta con el respaldo de Ricardo Monreal) o Luis Miguel Barbosa con la bendición de Yeidkol Polenvsky, Puebla es el laboratorio político del PRI-MOR.
Solo falta saber si ese acuerdo será abierto o tácito, pero es un hecho que las estructuras del PRI ya se están apropiando de la vieja izquierda poblana, no duden que hasta Omar Blancarte (conocido mapache) regrese a sus orígenes.
Puebla no es prioridad, por el momento para la dirigencia nacional del PAN, pero sí para Morena y para el PRI.
Columnistas, Noticias Destacadas