La revelación del ex vocero de Tony Gali Fayad, Ernesto Echeguren Barroeta, hecha al periodista Mario Alberto Mejía en el diario Contra Réplica cambia la historia oficial, pues aunque los panistas y lo que quedó del morenovallismo griten que no hubo fraude electoral en el 2018 las palabras del galista son un clavo más al ataúd del grupo que gobernó durante ocho años en la entidad.
Si se reabriera una investigación de quiénes fueron los que violentaron los comicios en ese año, si se aclarara realmente qué era ese centro de operaciones electorales en el hotel MM en el que supuestamente había actas y en el que trabajaba en la oscuridad el morenovallismo. Si nuevamente revisáramos el video que se presentó en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación como una de las pruebas de que supuestamente se manipularon las actas de casilla.
Si se detuviera a los que violentaron a punta de pistola varias de las casillas electorales en la ciudad y si se aclarara cómo es que Morena arrasó en todo el estado pero contradictoriamente en la boleta de gobernador ahí sí votaron por Marta Ericka Alonso, sería algo histórico. Honestamente nunca se había dado un voto diferenciado en la ciudad y en el estado de Puebla de tales proporciones que siempre resultaron sospechosas.
Si ahora los perseguidos del barbosismo traicionaran y atestiguaran como lo ha hecho la que cobra como regidora en Atlixco (Julieta Camacho) y nos dijeran cómo se operó esa elección entonces sí cambiaría el rumbo de la historia reciente de Puebla.
¿Sería bueno reabrir el expediente electoral?
Honestamente, sí.
No importa que el juicio sea post mortem, sólo es para entender qué ocurrió ese domingo negro en el que sí hubo disparos, connatos de violencia, una combi tirada con boletas electorales y un desgaste de meses en el gobierno en el que además se vivió una división social y una parálisis política que no benefició a nadie y que culminó cuando Miguel Barbosa asumió la gubernatura en agosto del año pasado.
A raíz de que se creó una mini-gubernatura en el 2016, los temas de inseguridad se desbordaron, las bandas criminales se comenzaron a pelear por el territorio poblano, no respetaron a la autoridad porque sabían que no iba a durar mucho tiempo, de ahí que cuando el conflicto postelectoral la inseguridad aumentó y qué decir de lo que ocurrió en el interinato.
Es por eso que vale la pena la revisión histórica. No solo es quitar los símbolos del régimen pasado sino revisar qué ocurrió en esos ocho años que cambió radicalmente -aunque con prácticas muy priistas- el estilo de ejercer el poder.
La apertura de las cuentas de los ex funcionarios y la devolución de las patentes de notarios es una parte, pero debería investigarse cómo se espió, amenazó, cooptó, compró a los priistas en la cámara de diputados local y federal, cómo los delegados de las dependencias federales le rendían a Moreno Valle, cuál era su complicidad, aunque algunos actualmente ya hayan renunciado al PRI, pues seguramente hicieron pingües negocios.
Se decía que Rafael Moreno Valle los tenía en una nómina secreta a los priistas que participaron en algunas delegaciones federales ¿es cierto eso?, ¿qué se acordó políticamente o electoralmente y a cambio de qué?
Si se abriera la caja de pandora muchos caerían y sería una novela más interesante que la última de Daniel Krauze, “Tenebra”, porque serían millones y millones de pesos que saldrían a la luz a costa de todo.
La de Echeguren fue una gran revelación, insistimos, que pone los puntos sobre las íes y que nos hace cuestionarnos sobre la historia reciente poblana.
Ojalá algún día -que no lo creo- salga la verdad a flote.
Chamba mata grilla
En plena época de la pandemia, el rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz se apuntó dos triunfos: el primero fue el aceptar a todos los estudiantes de preparatoria y sus planes para beneficio de los alumnos que toman clases a distancia. El subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro ayer hizo público su reconocimiento por poner el ejemplo a nivel nacional.
El segundo fue que el rector Esparza signó con Jenaro Villamil un convenio para compartir contenidos audiovisuales y radiofónicos. Y como dice el dicho: “la chamba mata grilla”. La BUAP camina a pesar de la pandemia sanitaria y pese la crisis económica que lamentablemente enfrentamos.
La BUAP sigue siendo una de las mejores universidades del país, sin duda alguna.
Foto: Es Imagen / José Castañares / Archivo
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