El oficialismo al justificar la propuesta de reforma eléctrica que lanzó para revertir la que se aprobó en tiempos de Peña Nieto, alude a conceptos como “soberanía”, “robo a la nación”, “abuso de empresarios”, “invasión de capital extranjero”, entre otros que van en la misma línea. Es decir, la retórica es de tipo ideológico, se fundamenta en argumentos supuestamente éticos que tienen el propósito de recuperar la soberanía del Estado mexicano sobre una industria estratégica que genera billones de pesos al año.
Para probar que la reforma de Peña Nieto constituye un saqueo, afirman que empresas como Oxxo o Bimbo pagan menos por su consumo de luz que una miscelánea. Y como ellos dicen que así sucede -lo cual es falso- entonces todo el modelo energético está corrupto. Fin de la discusión. Una vez más el rollo patriotero y engañosos sustituye la discusión racional y objetiva sobre costos, abasto, inversiones e impacto ambiental.
Sin duda, el discurso es rentable ante un pueblo ignorante como el nuestro ¿Qué buen mexicano está conforme con que los extranjeros se lleven la riqueza nacional? ¿Quién que sea bien nacido está a favor del enriquecimiento de una camarilla de empresarios corruptos? ¿Qué compatriota puede oponerse a que la Nación mexicana recupere la riqueza que le roban los neoliberales salinistas? ¿Cuál ciudadano responsable puede permitir que los ricos paguen menos que los pobres? La realidad es que ninguna de esas afirmaciones es verdadera pero conviene anteponer ese tipo de recursos narrativos antes que entrar en un debate serio sobre cómo conseguir el país que podemos tener los mexicanos.
El sector energético es prioritario en la construcción de cualquier país. Sin energía nada se mueve y todo se vuelve más caro. Un incremento en el precio de los energéticos ocasiona inflación y con ella una serie de consecuencias negativas para la gente de a pie. La industria energética ha sido fuente de contaminación principalmente debido a que se generaba con combustibles fósiles. El mundo aceptaba el costo ambiental a cambio del beneficio energético. El impacto en el calentamiento global obligó al desarrollo de nuevas tecnologías para generar electricidad de fuentes menos contaminantes.
El costo ambiental es mucho menor y también lo es el costo económico de generar electricidad a partir del sol o el viento. El problema es que se requieren de cuantiosas inversiones para alcanzar a generar grandes cantidades de electricidad por medio de convertidores fotovoltaicos o eólicos. De ahí surge la pregunta ¿Quién puede hacer esas inversiones? La reforma de Peña Nieto creó un sistema mediante el cual pudiera entrar el capital privado, nacional y extranjero, al negocio de la generación y comercialización de electricidad pero se reservó el monopolio de la transmisión y distribución para la CFE. Por eso, cuando los funcionarios de la cuatroté afirman que se roban la electricidad, me pregunto ¿Y cómo se la llevan, en qué y a dónde se la llevan si la red eléctrica es monopolio del Estado mexicano?
Hoy las empresas compiten en una especie de concurso para abastecer al mercado nacional de electricidad, quienes ganan son los que ofrecen el mega watt a un menor precio (en España el criterio es al revés). Nuestro modelo es un incentivo a la inversión en generación de energías limpias porque no solo reducen el impacto ambiental, sino que son un gran negocio para todos porque son más baratas. Gracias a ello es que los consumidores nos beneficiamos con precios más bajos en nuestro recibo de luz.
Es un hecho que en este modelo la CFE perderá el mercado de generación de electricidad porque no será capaz de competir contra las empresas privadas. Eso significa que la energía que consumiremos será generada de fuentes no contaminantes y a menor costo que la generada a partir de combustibles fósiles, lo único es que quienes obtendrán los dividendos de esa actividad serán empresas privadas ¿Cuál es el problema si así se asegura el abasto con un bajo impacto ambiental y costos más bajos para todos?
Lo que le arde al gobierno actual es perder esos ingresos y sentir que puede ser rehén de empresas privadas en lo que se refiere al abasto de energía. Eso significa que prefiere contaminar, disminuir la competitividad de toda la economía al aumentar el costo energético, perjudicar a los consumidores con precios más altos y poner al país en riesgo de desabasto. Lo que el gobierno no quiere reconocer es que jamás podría ser rehén de nadie debido a que la red es monopolio del Estado, lo cual implica que la energía no puede distribuirse ni transmitirse a ningún lado sin el consentimiento de la CFE.
La otra cuestión que es un acierto del modelo vigente de Peña Nieto es que el sector social puede pagar la electricidad que consume con la electricidad que genera y no solo con dinero. Eso significa que están establecidos los mecanismos para que un particular instale paneles solares en su casa, conecte la energía que generan a la red eléctrica de la CFE y solo pague la diferencia y los impuestos en su recibo de luz. Una solución que contribuye a disminuir la huella de carbono, baja el costo a las familias y contribuye a hacer más eficiente todo el sistema.
Aquí vale la preguntarle a López Obrador ¿Señor presidente, usted gobierna para el interés de los mexicanos para su interés particular? ¿Usted toma decisiones pensando en el futuro o pretendiendo reinstaurar modelos del pasado? ¿Su pretendida soberanía vale más que la economía, el medio ambiente y el bienestar de los ciudadanos? ¿Seremos más soberanos si estamos más jodidos o solo ustedes serán más poderosos al mantenernos así?
En 2015 fui a la ciudad de Oklahoma en Estados Unidos a un torneo de Taekwondo. Me sorprendió ver que las casas tenían en sus jardines pequeñas bombas para extraer petróleo. Sí, así como lo lee, los particulares extrayendo petróleo del subsuelo de sus jardines. Y me sorprendió aun más el constatar que el organizador del torneo, un hombre de origen coreano, también tenía su bomba para extraer petróleo en su casa. En ese momento me di cuenta que los mitos pueden destruir la prosperidad de las naciones. En Estados Unidos, la primera potencia económica del planeta, se permite que sus ciudadanos e incluso quienes no lo son, puedan participar del negocio energético y beneficiarse con sus utilidades.
La riqueza y el bienestar no se generan con mitos y tampoco con becas o programas clientelares. Las reformas que propone este gobierno de cuatroté solo servirán para que México sea un país de jodidos, y ellos, los que ahora nos gobiernan, puedan beneficiarse del poder que tanto les satisface.
Foto: Es Imagen / Archivo / Alfredo Fernández
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