¿Saben por qué está tan tranquilo Miguel Barbosa Huerta con respecto a las elecciones del 2021? Porque en el PAN hay puro viejito de líder que es fácilmente comprable.
Los protagonistas del partido blanquiazul hablando la neta del planeta ya son del siglo pasado: Francisco Fraile, Ana Teresa Aranda, Humberto Aguilar, Migue Mantilla, Pablo Rodríguez, Eduardo Rivera, Juan Carlos Espina, Enrique Guevara y un largo etcétera que, en la mayoría de los casos, se han dedicado a saltar de diputados locales, a federales, a regidores, a puestos partidistas.
Es decir, una partidocracia azul.
Todos los arriba mencionados y un buen tanto más, desde finales de los ochenta -desde la época del Maquío Clouthier- han pasado por todas las posiciones plurinominales habidas y por haber.
Nomás no son esposos plurinominales o gobernadores idem porque ya sería el colmo. El tema es que son los mismos de siempre. Los mismos y algunos de ellos han sido exhibidos porque han terminado negociando con el poder. No vale la pena retomar los casos pero si el respetable lo pide con gusto refrescamos la memoria.
La derecha poblana si de algo se ha caracterizado es que en los procesos electorales ganan más perdiendo. Son ellos los que se reparten posiciones y candidaturas. Son ellos los que utilizan a los más jóvenes como carne de cañón quienes son llevados a los de recién ingreso solo para pegar pendones y repartir propaganda en los cruceros.
No es que esté mal hacer la talacha, todos empezamos así en muchas áreas profesionales, pero el punto es que sino son de El Yunque, si no son de apellidos rimbombantes, si no van a nadar al círculo español, si no fueron sinarquistas o si no son egresados de la Upaep difícilmente estarán en la contienda.
Son los mismos de siempre.
De hecho parecen priistas pues son las mismas caras.
¿Dónde están los nuevos cuadros? Sino son de los que fueron creados con el morenovallismo son de los que salieron del panismo rancio que se sentía de alcurnia y parido por los dioses y la butifarra.
Por ello, Miguel Barbosa está tan tranquilo desde la comodidad que le da ser gobernador del estado.
Sabe que en el PAN se están despellejando porque unos se acusan de ser empleados de Fernando Manzanilla y otros de ser empleados del propio mandatario. Es decir, Barbosa sabe perfectamente que en ambos casos se trata de que queden evidenciados como subordinados del partido en el poder.
La versión de que Eduardo Rivera podría ser un plan B de Miguel Barbosa no ha sido desmentida ni por el aludido. De ahí que los enemigos de Rivera pidan y exijan que se aclare esa supuesta relación perversa en caso de que exista.
Barbosa se debe estar divirtiendo de lo lindo porque hasta ayuda como distractor que en el panismo se den hasta con la bacinica, se golpeen por debajo de la cintura porque así le permite preparar su estrategia para el 2021.
Y todo porque desde hace más de 10 años se dejaron de crear nuevos cuadros. Moreno Valle no permitió que hubiera nuevas caras ya que a él solo le interesaba su figura. Los demás eran meros peones dentro de su propio tablero.
Así que el panismo aún no entiende nada y si quiere recuperar el poder tendrá que ver y escuchar a sus bases antes de que éstas busquen otros espacios políticos ya que hay un momento en el que hasta el más abusado se cansa que lo traten como niño boy scout para colocar pendones y ayudar a viejecitos a cruzar la calle o a que ganen su alcaldía por San Andrés Cholula o una curul en San Lázaro.
Y si no se lo dejamos al tiempo que desmiente o confirma
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