Estamos a dos meses de arrancar las elecciones locales y hay que decirlo así: el único que tiene y puede ganarle a Morena con o sin el PAN se llama Eduardo Rivera Pérez. Tiene pocos negativos, está reconstruyendo las relaciones en su partido que pudieron haberse lastimado y tiene una gran ventaja sobre muchos: ya conoció el infierno.
A diferencia de Genoveva Huerta, Paola Migoya y muchos que puedan mencionar, Lalo Rivera fue un perseguido del morenovallismo. Fue acosado, acusado, señalado, espiado, correteado porque Rafael Moreno Valle lo quiso doblegar y hasta utilizo a la Auditoría Superior del estado como un garrote político para humillarlo y no lo logró.
Nunca fue morenovallista.
Lalo Rivera salió adelante y tan es así que hoy puede volver a pelear la candidatura a la alcaldía poblana. Es más: hay que decir que él no fue el proyecto de Martha Ericka Alonso y mucho menos de su esposo. Ellos trabajaron (el morenovallismo) para que arribara a la alcaldía alguien de Morena. Lo mismo hizo Tony Gali no jugó con Rivera Pérez, prefirió apostarse al partido de López Obrador en la ciudad.
Quizá por eso los ex morenovallistas (algunos) se han ido a refugiar con los que se apuestan contra Barbosa y quien mueve los hilos de Genoveva Huerta. Alguien a quien le señalan de ser de la BOA poblana y de los líderes de la conejera.
Rivera ya conoció la gloria y el infierno. Ya supo lo que es el poder y ya supo lo que es no tenerlo. Está en su mejor momento porque ya no se marea con el ladrillo y sabe que ahora para ganar tiene que sumar.
Ha jugado de manera inteligente al no sumarse en una cargada contra el gobernador Miguel Barbosa, también ha sido hábil al solo criticar a Morena y no cuestionar a nadie de manera personal. Ha medido sus tiempos y es, en este momento, la única carta que sumaría para hacer un contrapeso.
Su estilo personal no es de confrontarse. No es un boxeador fajador. Mide más a sus adversarios y prepara una estrategia para una contienda en la que sabe muy bien que de ganar, no va a buscar un enfrentamiento con Barbosa como el que vivió con Rafael Moreno Valle y sus equiperos que lo querían literalmente en la cárcel y le rascaron en temas personales para dañar su imagen.
Hoy, Rivera está con los guantes puestos y tiene a diferencia de los demás aspirantes las condiciones para ganar la contienda. Recientemente se reunió con Marko Cortez y tiene por su trayectoria panista contactos y relaciones en muchos partidos y en varias zonas de la ciudad.
Su reto será conquistar a sus opositores y amarrar muy bien a los militantes que aún creen que lo ideal es regresar a un extinto morenovallismo con personajes como Genoveva Huerta y a quien representa.
Este es su momento, empero, no es sencillo porque debe mantener sus números y cuidarse porque quien va a arriba debe saber tejer fino ya que cualquier error puede ser letal.
Foto: Es Imagen / Archivo
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