Mal y de malas le ha ido a Roxana Luna Porquillo desde que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) hizo alianza no solo con Acción Nacional (PAN), sino con el morenovallismo.
Aquí también se la cantamos, desde antes, que el costo político para ella podría ser muy caro
Nadie ha entendido que la coyuntura de la desaparición del partido del Sol Azteca en Puebla la orilló a esa determinación.
En todos lados la han vapuleado a la ex candidata a gobernadora en la elección pasada.
Son despiadados los comentarios en su contra, desde redes sociales, hasta en grupos de WhatsApp.
Por ejemplo, este martes en uno de estos grupos, la empezaron a atacar sobe todo porque fue una de las más férreas detractoras del morenovallismo y ahora tendrá que apoyar a Martha Erika Alonso, esposa del ex gobernador Rafael Moreno Valle.
De pronto, en este grupo de WhatsApp de izquierda dio su respuesta, para sorpresa de todos, ya que estaba incluida.
Aquí parte de ella:
“Hola Compañer@s buena tarde, les comparto mi posición respecto a lo que publica Omar”.
Afortunadamente en este chat aparece mi número de celular, que con gusto contestaré o en mis redes sociales, para despejar las dudas en particular que tengan o que puedan surgir”.
“En primer lugar quiero mencionar que después del fracaso de la unidad de las izquierdas (a la cuál sigue entregado mi corazón), decidí quedarme en el partido (pero sobre todo con la corriente) que me formo dio cobijo y apoyo para acompañar a los poblanos en sus luchas, sus enfrentamientos, sus dolencias”.
“Sepan que entonces no claudiqué y que en los tiempos por venir mis principios y quehacer político seguirán del lado de los menos favorecidos y los diferentes movimientos sociales, siempre seguiré siendo la voz, porque estoy convencida que la única forma de cambiar la situación del país es la organización”.
“(…) Les quiero pedir ahora más que nunca que no perdamos el sentido de fraternidad que debe unirnos más allá de los partidos o elecciones”.
“A no caer en los debates viscerales y siempre tender la mano al y la diferente, al y la necesitada, al ignorado, a las y los débiles. Los quiero llamar a seguir fortaleciendo un cambio desde abajo”.
“(…) Tengan la tranquilidad de que no he renunciado ni renunciaré jamás a los principios que me han guiado y me han hecho luchar a su lado. Quedo de Ustedes, a cada uno les quiero y los respeto”.
El sueño se difumina
Dicen que cantada vale doble.
Y es que desde este espacio le adelantamos que le estaba yendo muy mal al precandidato al gobierno de Puebla, Enrique Cárdenas Sánchez.
Aquí les dijimos que necesitaba más o menos tres firmas por minuto, en el lapso de un mes o 30 días, del 8 de enero al 6 de febrero.
Les dijimos que desde el primer día, estuvieron muy alejados de las 4 mil 500 que necesitaban diarias y que tan mal les había ido, que guardaban con recelo la cifra.
Ahora, finalmente el ex rector de la Universidad de las Américas, se le chispó decir que apenas han superado las 6 mil.
O sea que llevan poco más de 375 diarias, una enorme distancia a las 4 mil 500.
Apenas llevan el 5% de las 132 mil 550 que necesitan y ya van a más de la mitad de la fecha fatal.
En promedio han conseguido alrededor de 15 firmas por hora o una cada cuatro minutos, en lugar de tres cada minuto.
La proeza es demasiado grande y ahora ya parece imposible.
En tanto, otro que no se las está viendo muy bien, pero anda mejor, es el precandidato a diputado local por el distrito 17, es Manuel Vega Suck.
Sus cuentas señalan lleva el 30% de las firmas que necesita, algo así como poco más de 1300, para llegar a sus 6 mil 600 rubricas de apoyo.
Y va a la mitad del camino.
La candidata Migoya
¡Paola, Paola! de pronto gritaban las “activistas” que acompañaron a Paola Migoya a las puertas de la Fiscalía General del estado (FGE) para reclamar los feminicidios.
Las mujeres que llegaron, de pronto se confundían que estaban en una protesta por las cientos de muertes de mujeres en Puebla y creían que tenían que mostrar su apoyo a Paola.
Y todo porque Paola es una de las aspirantes a ser candidata a la presidencia municipal por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
No crea que está utilizando el tema del feminicidio para hacer ruido y salir en los medios como activista.
Tampoco crea que los gritos de ¡Paola, Paola! se deban a esta aspiración a la candidatura.
Mucho menos crea que de pronto tomó la bandera de defensora de la mujer, aunque antes no se le había visto en este tipo de protestas, que ya ha habido varias.
Bueno, al menos en ninguna había llegado a protagonizarla.
Y menos crea que las diez mujeres que la acompañaron son parte de su equipo, aunque dos traían playera con el nombre de Migoya.
Todo es producto de la casualidad.
Al menos, eso dicen.
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