Llámenlo como quieran, pero la decisión de que el INE asuma el control de las elecciones estatales es un duro golpe a la credibilidad de los consejeros del Instituto Electoral del Estado. Si bien Lorenzo Córdova fue políticamente correcto al explicar las razones para asumir la responsabilidad, en el contexto que vivimos, el actual organismo poblano está cuestionado por la realización de los comicios del año pasado, que muchos dolores de cabeza causaron.
La decisión del INE, además, se da en el tenor de la cuarta transformación, cuando Yeidckol Polevnsky promueve la candidatura de Luis Miguel Barbosa y asegura que al tehuacanense le corresponde ser el abanderado porque, según ella, los morenovallistas usaron los organismos electorales a su favor.
La asunción del INE, también, se da dos días después de publicada la columna del periodista Salvador García Soto en El Universal en la que anuncia una limpia total en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ante las denuncias internas de presuntos actos de corrupción.
En el caso concreto de Puebla, el periodista revela que al interior del máximo órgano electoral se comenta que, el fallecido ex gobernador, Rafael Moreno Valle envió operadores con cantidades de cien millones de pesos para cada magistrado. Y que una de las intenciones del nuevo presidente del TEPJF, Felipe Fuentes, es acabar con la sospecha de sobornos y erradicar cualquier práctica de corrupción.
No hay que espantarse, la historia la escriben los vencedores, nos guste o no, estemos de acuerdo o no. Y en ese orden, si el gobernador que gane tiene la mayoría en el Congreso del estado buscará hacer una limpia del organismo electoral local. El andamiaje se está construyendo para que cambien al personal y hasta la maquinaria, aunque en el fondo el sistema sea el mismo.
De esta forma, el escenario se le acomoda a ya saben quien. Las condiciones están cada vez más puestas para que Morena asuma la gubernatura del estado. Desarticulado el morenovallismo, un panismo estatal confrontado con sus militantes y sin las cabezas de grupo, es muy difícil para los blanquiazules asumir el poder.
Por otro lado, vemos a un gobernador interino que se sabe el abecedario de la política al dedillo y que garantizará piso parejo para todos en el proceso electoral. Su secretario General de Gobierno, Fernando Manzanilla, ya está tejiendo fino para lograr la menor cantidad de conflictos en estos meses y durante el proceso. Se espera que fuera de las calenturas propias de la contienda, los comicios se desarrollarán en paz.
Las elecciones de junio, dado nuestro escenario, serán muy vigiladas y a nadie le conviene incendiar el estado, otra vez.
Ahora, si unimos todo el rompecabezas y colocamos la ficha de la encuesta de El Universal, presentada ayer, en la que pone por encima a Morena y a su aspirante Luis Miguel Barbosa Huerta, ya saben quien está muy contento de estar jugando a los dados de la política.
Las condiciones están dadas. La moneda no está en el aire, cayó al piso. Puebla es, en menos de un mes, otra totalmente distinta a la que se había proyectado.
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