La pandemia del coronavirus no ha terminado. Existen múltiples ejemplos sobre la gravedad de los rebrotes, que ya han ocasionado nuevos confinamientos como los decretados en Francia e Inglaterra. El escenario nacional sigue siendo complejo: la Secretaría de Salud del Gobierno de México informó que, para el corte del domingo 8 de noviembre, nuestro país cuenta con 967,825 casos totales y las defunciones por COVID-19 esta cerca de los 100,000; situación que se vuelve compleja con el regreso de Chihuahua y Durango al “semáforo rojo” por el aumento sostenido en sus números de contagios.
Como ya hemos podido constatar, las medidas extraordinarias para contener el avance del coronavirus tienen repercusiones importantes para la economía familiar, las circunstancias laborales y el desarrollo de las actividades cotidianas. Desde los primeros momentos de la pandemia en nuestro país y nuestro estado, he insistido en el Congreso del Estado de Puebla en contar con una comunicación eficaz con nuestros gobiernos locales para rediseñar las condiciones financieras y dirigir los recursos a las áreas prioritarias: el sistema de salud (resolver necesidades operativas, tecnológicas y de coordinación), los bolsillos de poblanas y poblanas (impulsar el bienestar con medidas como el ingreso mínimo vital), la protección de los empleos (programas de impulso a los sectores productivos), entre otros.
La razón de insistir en una estrategia robusta de contención económica está en los indicadores que sugieren que el Producto Interno Bruto de nuestro país será del -9.8% para 2020, mientras que el 2021 arroja una leve recuperación del 3.4%. Números que se materializan en la complejidad del día a día en establecimientos como los mercados de Puebla, que he podido recorrer constantemente y en los que he escuchado un sinfín de testimonios. Las necesidades son latentes: no sólo apremian mejores condiciones en la infraestructura de los mercados, sino que se requiere fortalecer el diálogo con comerciantes para generar acciones específicas para cada establecimiento.
Si debemos aprender una lección es que cada segundo cuenta para enfrentar la pandemia. El reporte del 5 de noviembre de la Secretaría de Salud de nuestro estado nos habla de 38,281 casos positivos, que nos siguen colocando en un semáforo amarillo, que debe aspirar a llegar a verde. La cooperación de la ciudadanía y la cooperación institucional podrán sacarnos adelante para que no existan nuevas afectaciones a la población, sino que el regreso a la nueva normalidad signifiquen nuevas oportunidades de crecimiento y bienestar.
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