Es cierto que en Puebla el tema de la inseguridad ha llegado a niveles nunca antes vistos: diario leemos en la prensa y en redes sociales algún caso de robo a mano armada (a veces con muerte incluida) en casas, oficinas, tiendas, oxxos, en la calle y no se ve la manera de detener esta locura.
De ahí que en la más reciente encuesta del INEGI, apareciera Puebla como el número uno en percepción de que es la capital del país más insegura. Y ya sabemos que percepción es realidad; por eso es que algunos medios de comunicación (unos de buena fe y otros no tanto) se han ido contra la alcaldesa poblana.
No se trata de defender a Claudia Rivera Vivanco porque ella es corresponsable en el tema de los altos índices de inseguridad, sin duda, pero Puebla no es una isla. Así como está Puebla están las dos Cholulas -San Pedro y San Andrés-, Cuautlancingo, Atlixco, San Martín Texmelucan y varios municipios de la Sierra Norte.
Puebla no es la panga de Valsequillo que flota solita en el ambiente y todo lo que le rodea es miel sobre hojuelas. Y aquí son varios personajes que también son parte de la inseguridad: el secretario de Seguridad Pública a nivel estatal, el fiscal general del estado y todo el Poder Judicial.
Insisto, no se trata de defender a Rivera Vivanco, la percepción es muy importante y si la quiere cambiar o mejorar para eso cuenta con un equipo de comunicación social, pero es lógico que el poblano perciba así su ciudad, primero porque es algo que no ocurría ya que esta zona para el crimen organizado era considerado como ciudad santuario, es decir, como una zona neutral en el que las familias de los grandes capos vivían y estudiaban así que no alcanzaba estos niveles de delincuencia que siempre vivimos.
En segundo lugar, porque la inseguridad no apareció de la noche a la mañana, y sí fue responsable Rafael Moreno Valle, en primer lugar, y después su sucesor porque poco a poco fue escalando el crimen y el robo de hidrocarburo en el que participaron grupos de la mafia mexicana (no nos olvidemos de Facundo Rosas Rosas y sus empleados que escoltaban a unos huachicoleros).
En tercer lugar, con tanto cambio de gobernador (el terrible error de hacer un mandatario de casi dos años): Tony Gali, Marta Erika Alonso, Rodríguez Almeida, Pacheco Pulido generó una falta de autoridad y las bandas del crimen organizado se comenzaran a pelear la plaza. Eso es lo que realmente ocurre en Puebla, es un territorio comanche, han revelado los especialistas en la materia.
Ahora, algunos medios de comunicación (no todos, reiteramos) buscan presionar a la alcaldesa y muy sus estrategias, pero no hay que irse con la finta. Claudia Rivera sí es responsable como lo es su secretaria de seguridad, Lourdes Rosales, pero Puebla no es un planeta aislado del sistema solar.
Si la Guardia Nacional fracasó en todo el país, ¿cómo quieren que el policía de barrio con las pésimas condiciones en las que vive en su casa detenga todos los días a los delincuentes?
Si tenemos un nuevo sistema de justicia penal que aún no entendemos, más la corrupción que hay en el área judicial y que algunos jueces y magistrados dejan salir a los delincuentes, pues es obvio que ataquemos al eslabón más débil de la cadena.
Lo que más preocupa de todo esto es que no se ve la forma para salir del hoyo.
Hoy por hoy el tema de la seguridad es el tema de la agenda política y mediática pero mientras exista un presidente que deje en libertad al hijo de uno de los capos más temidos a nivel mundial, ¿qué podemos esperar de lo que ocurra en la Romero Vargas o en la Libertad o en San Manuel?
Es decir y en pocas palabras: ¡chale!
Ilustración: Alejandro Medina
Columnistas, Noticias Destacadas