Desde agosto del año pasado, Antonio Gali Fayad bajó su perfil. Recibió varios mensajes sicilianos y decidió irse un rato de Puebla para no hacer sombra y no generar conflictos. Evitó así la corretiza y la cacería de brujas que se avecinaba en la purga del morenovallismo.
Hoy por hoy, su nombre regresa a la vida pública.
Retorna como un posible precandidato a alcalde de Puebla por una coalición de partidos entre los que participarían: PAN, (lo que queda del PRD), Movimiento Ciudadano y los que se sumen.
Tony Gali podría, incluso, tener de asesores a personajes que trabajaron en la campaña del 2019 con Miguel Barbosa pero que ya están alejados del mandatario. Esos que sumaron a expriistas, ex panistas, se sentaron con la gente del Partido Verde y que tienen las radiografías electorales de la entidad.
El único problema que tiene Gali es que le van a acercar el fuego: sacarán a relucir cuentas públicas, negocios familiares y cualquier cosa que sea necesaria para manchar su imagen a fin de frenarlo.
Su nombre ya está en la lista de aspirantes al igual que Eduardo Rivera.
El primero, Tony, tiene dinero para soportar la campaña en el 2021.
El segundo, Lalo, tiene a los panistas tradicionales y varias encuestas que lo colocan como el favorito de la oposición pero no cuenta con recursos para enfrentar una campaña o por lo menos eso les dice a sus allegados.
Si el PAN va solo en la contienda es más probable que pierda frente al aparato de Morena. Este partido que ya vive el desgaste propio del poder en todos sus niveles cuenta con el principal factor: dinero.
Si es Lalo Rivera seguramente iría solo pues no ha hecho los amarres necesarios con los demás partidos de oposición y aunque no lo crean esa elección ya está a la vuelta de la esquina. Un día más es un día menos.
Tony Gali, al contrario, supo tender puentes con muchos partidos desde antes. Su único problema es que no es bien visto en Casa Aguayo. Y que en la guerra electoral que se avecina son capaces de reiniciar una andanada contra el ex gobernador porque saben que de ganar la alcaldía se llevarían las siete diputaciones locales y las cuatro federales. Además, habría un efecto dominó en las alcaldías de San Pedro y San Andrés Cholula, Atlixco, San Martín Texmelucan y Amozoc.
Muchos grupos que andan dispersos se unirían nuevamente.
No obstante, Miguel Barbosa no está dispuesto a perder territorio. Y mucho menos entregar malos resultados a nivel federal porque sabe que no tendría canicas con las que negociar con la Presidencia de la República.
La dirigencia estatal del PAN jugaría más con Gali que con Rivera, la municipal por la influencia de Mario Riestra y Jorge Aguilar estaría más cercana al yunquista, pues ambos personajes nunca hicieron química con Tony.
A lo mejor Tony al final no aparece en la boleta y se espera para un mejor momento o para posicionar a su hijo para alguna otra cartera y le cede el espacio al ex alcalde Rivera, porque así como van las cosas solo saldrá entre ellos dos la candidatura.
Fotos: Es Imagen / Archivo
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