¿Quién es Carlos Alberto Evangelista y por qué hace todo para que pierda su partido Morena? Hasta hace unos meses era un perfecto desconocido. Resulta que es esposo de una diputada federal y de política conoce lo que yo sé de astrofísica.
¿Por qué hace todo para que pierda su partido? Porque se subió a un ladrillo (como muchos de Morena) y comenzó a improvisar y pensó que ir contra un gobernador era la manera más fácil de sacar ventaja.
Nunca nadie le dijo que te puedes pelear con todos menos con el gobernador de tu mismo partido.
Resulta que el señor Evangelista era de los cuadros de Alfonso Ramírez Cuellar quien fungiera como líder de Morena por corto tiempo y lo único que sabe de política es arrear reses y manifestarse contra el Fobaproa. Era un experto en llevar huevos (blanquillos, pues) a la Cámara de diputados y hacerle al activista.
Evangelista se alió a la corriente marinista de Alejandro Armenta Mier; tiene ligas también con la señora Dulce Silva y con esa corriente de izquierda buena ondita que no se ha dado cuenta que y es gobierno y piensan que siguen siendo oposición.
Porque Armenta anunció que no va a contender por la alcaldía poblana (el efecto Marín lo cargaría en la espalda), pero de que intenta sacar provecho y seguir dividiendo la estructura poblana es más que evidente.
Y es por eso que hay una corriente que no entienden que al menos deben consultar a quien se debe consultar. Ese grupo le ha apostado a la división o alejamiento entre López Obrador y Barbosa. Nada más falso que eso. Tanto el presidente sabe que necesita al gobernador como el mandatario necesita del presidente. Y apostarle a una ruptura es algo absurdo.
Sí hay relación y sí hay comunicación. Y esto no es de caerse bien o mal, porque es un tema de gobernabilidad y esto no es de afectos o desencuentros es más importante las alianzas y los apoyos porque, se insiste, es gobernabilidad.
Ese grupo de Silva, Armenta, Manzanilla y varios más, filtraron hasta el cansancio que Barbosa no era del agrado de la federación. La realidad supera a la ficción porque hasta ahorita trabajan de la mano tanto el mandatario estatal con el federal. Barbosa jamás le ha faltado al respeto y es uno de los gobernadores que han salido en su defensa cuando los de la oposición a Morena quisieron armar su federación.
Evangelista piensa que amar un grupo en contra para las elecciones venideras, conspirando junto con un tal Garmendia pueden hacer y deshacer. El problema es que eso en términos políticos se llama traición. Traición porque no se puede ir contra un gobernador que tiene la marca del mismo partido, porque de seguir alimentando odios y engañando incautos lo que van a provocar es que salgan derrotados.
Lo que no ven es que desde Palacio Nacional así como desde Casa Aguayo no van a tolerar a los que operen en contra. En esta contienda se está midiendo todo y con lupa y algo que no se puede aceptar es que metan autogol y que generen divisiones en un proceso electoral que pudiera ponerse complicado.
Evangelista es uno de esos personajes que les falta calle y les falta élite. Les falta conocer a todos. A los buenos y a los malos, a los ricos y a los pobres, a los de clase media. Escuchar no lo que dicte su corazón y sus vísceras. Y sobre todo necesita conocer a los poblanos que nos cocemos aparte. Necesita hacerle caso a su cerebro y no ser un impulsivo que piensa que conseguirán lo que sea solo por militar en Morena.
Porque hasta para conspirar se necesitan sesos y huevos, para hacer cualquier conjura barata solo hace falta hígado y cebolla.
Y Evangelista es experto en el hígado encebollado.
Ilustración: Alejandro Medina
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