En más de una ocasión lo hemos dicho: el 2020 fue un año inusual. La llegada de la pandemia vino a cambiar muchas cosas de nuestro día a día. Estoy seguro que las fiestas decembrinas nos han puesto a reflexionar sobre cómo valorar cada segundo que podemos compartir con la gente a la que queremos, así como a agradecer por cada aspecto positivo de nuestro entorno.
Ahora, más que nunca, la resiliencia se vuelve fundamental para poder superar los retos que tenemos al frente. La capacidad de entender las lecciones de la vida es única para trascender como personas. En muy pocas ocasiones, hablamos de la importancia de nuestro bienestar subjetivo: estas fechas son una buena oportunidad.
Desde aquí, quiero agradecerles a todas las personas que se han involucrado en la construcción de la Ruta Ciudadana, que parte de la generosidad, la solidaridad y la empatía como pilares para el trabajo en equipo. Nuestros valores siempre nos llevarán a trabajar incansablemente en beneficio de todas y todos, especialmente de quienes más lo necesitan.
En Puebla la Navidad y el Año Nuevo ocurrieron de forma atípica: la distancia, por el cuidado a los demás, sigue siendo la característica. Creo que el mejor regalo que podemos pedir es la salud de toda la población, tanto la de aquí, como la del resto del Mundo. La llegada de la vacuna nos servirá para ganarle al coronavirus, pero quedarán muchos pendientes por solucionar como la falta de empleo, la protección de los bolsillos familiares, la reactivación económica, entre otros asuntos. Estoy convencido que tenemos la oportunidad de lograrlo.
Hay que estar muy pendientes de cuáles serán nuestros deseos para el 2021. Por mi parte, tengo claro que pediré un mejor presente y futuro para Puebla. Han sido fiestas distintas. Nos corresponde reflexionar, recordar a quienes han partido y aprovechar el día a día.
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