Una enorme nata envolvió a la ciudad de Puebla. Una neblina. Un cielo gris que cubre a un sol que quema. Esa cosa que flota en el aire hiede, apesta, genera molestias en la garganta, arde, raspa. A los ojos los pone rojos, irritados. Y nadie sabe qué hacer al respecto. Hay contingencia, sí, pero todos desconocemos en qué consiste o para dónde hacerse.
Llegamos a un punto en el que ojalá el próximo gobernador de Puebla no nombre de secretario del medio ambiente a un militante del Partido Verde Ecologista, porque de ecologista tiene lo que yo de ingeniero en la NASA.
Ya estuvo suave con jugarle al pipitoche.
El tema no es menor pues a quien más le pega es a la clase media que es la mayoría de los ciudadanos, tenemos que si se aplica el hoy no circula, muchas personas tendrán que usar transporte público. No está mal, tomar el camión. Bicicletas de preferencia no, porque la calidad del aire no es buena para andar en la calle aspirando la contaminación (insistimos, de preferencia).
Entonces hay que usar el transporte público, pero desde hace unos tres años para acá los asaltos a camiones y combis es el pan nuestro de cada día. Entonces, un padre de familia que tiene que llevar a sus bendiciones al colegio se arriesga a ser víctima de la delincuencia. Podría ser una medida, pero las familias que tengan dos autos, usarán uno solo ese día, no es tanto la disminución de la contaminación.
En el caso concreto de Puebla, cuando desaparecieron los verificentros en el sexenio de Rafael Moreno Valle se hizo un relajo el tema de la verificación. Colas y colas para que pasaran las pruebas los autos y para conseguir las calcomanías, muchos automovilistas prefirieron dejar de llevar sus coches y pagar una multa cuando fueran a vender sus carros.
Y mientras los automovilistas eran multados, vemos camiones de transporte público, materialistas, de carga que cómo echan humo por toda la Angelópolis sin que sean sancionados.
Y citando al líder de la cuarta transformación, todo esto es producto de la corrupción. Sí, es cierto que como ciudadanos somos responsables, pero no es menos la responsabilidad de quienes nos han gobernado. Honestamente les ha valido un pito crear políticas ambientalistas. Los que han ocupado los puestos en la materia son, principalmente, premios políticos por haber apoyado en determinadas campañas electorales, pero carecen de conocimientos en el tema.
Estamos como estamos porque a nadie le importó detenerse a pensar qué hacer al respecto. Desde hace sexenios las áreas verdes eran sustituidas por planchas y planchas de cemento y concreto. Negocios redondos en el tema de la construcción. Lavado de dinero y quien sabe qué tanta porquería política
Y si se dan cuenta, ni los tres abanderados a la gubernatura le han querido entrar al tema, ya que es tan complejo y le pega a la clase media poblana que es mejor hacer mutis.
Ya sabemos que hay contingencia, pero si preguntan qué significa o qué hay que hacer como ciudadano, les aseguro que casi nadie tiene idea. Sólo sabemos que ya se giraron las acciones concretas para enfrentar esta contaminación, que ¿qué es eso?, ¿quién sabe? Pero de que ya se giraron, ya se giraron.
Supongamos que por las lluvias el cielo comienza a limpiarse, otra vez, como buenos mexicanos se nos olvidará y será hasta que amanezcamos con heces en nuestra nariz cuando nos preocupemos. Y ahí volverá ese círculo vicioso.
No se puede hacer nada por la negligencia y por la irresponsabilidad de los gobiernos anteriores, ya el daño ya está hecho, pero de que se puede buscar especialistas de las universidades para hacer frente a este hecho es seguro.
Y en segundo lugar, urge combatir la delincuencia y mejorar el sistema de transporte público; Además, el RUTA no fue la mejor solución para una ciudad tan compleja como Puebla.
Ojalá que, ahora sí, el próximo encargado del área sea un especialista y no un improvisado que no tenían a dónde colocarlo.
Fotos: Es Imagen / José Castañares
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