La necedad de Alejandro Armenta de seguir un proceso jurídico contra la candidatura de Luis Miguel Barbosa es porque Ricardo Monreal quiere desbancar a como dé lugar a Yeidckol Polevsnky. La líder de Morena a nivel nacional es quien ha acaudalado el poder en ese partido y la confianza de López Obrador, por eso y porque Puebla siempre será un laboratorio político la tirada es pegarle a Barbosa para bajarle bonos a su gran aliada nacional.
Alejandro Armenta aún no ha ofrecido disculpas por haber participado en un complot contra Barbosa en el que participó junto con un funcionario de Atlixco de nombre Eduardo Moranchel y la morenovallista Violeta Lagunes y en el que fue evidenciado la semana pasada, mediante una grabación.
Ayer al medio día sólo escribió en su cuenta de Twitter: “Ante la invitación del Lic. @MBarbosaMX para construir la unidad, extiendo mi mano por Puebla y por #Morena. Coincido con el Lic. Barbosa en mantener un diálogo democrático abierto. @MorenaEnPuebla”.
Y más adelante salió a decir que eso no implicaba que retirara su denuncia contra su partido en el Tribunal electoral: “La unidad en #Morena se logra través del diálogo con dignidad política; ello no significa declinar a mis derechos políticos. El proceso jurídico sigue. @MorenaEnPuebla”.
Es pocas palabras a Armenta no le interesa signar la paz con su adversario. El tuit que envió fue para calmar las aguas, pero nunca para dar un paso atrás en la impugnación. Unidad en Morena, sí pero nomás tantita.
Es claro que hay una guerra sucia contra el puntero en las encuestas en la que participan PAN, Movimiento Ciudadano y PRD a través de una empresa de consultoría llamada La Covacha Gabinete de Comunicación S.A. de C.V., misma que está ligada al gobernador de Jalisco Enrique Alfaro y que según la revista Proceso ha recibido contratos muy jugosos:
“En poco menos de cinco años La Covacha Gabinete de Comunicación S.A. de C.V ha tenido un despegue meteórico al amarrar múltiples contratos que suman al menos 10 millones de pesos. Ese crecimiento coincide con el arribo de Enrique Alfaro Ramírez a la presidencia municipal de Tlajomulco de Zúñiga”, relata el reportaje en Proceso firmado por el reportero Jorge Covarrubias, el 16 de enero del 2016.
A esa guerra sucia en redes sociales se suma la de Armenta Mier desde enero pasado. Cada vez se pone en evidencia que Armenta tiene ligas con el morenovallismo, además, si aplicamos la lógica del enemigo de mi enemigo es mi amigo, podríamos ir entendiendo aún más por qué la necedad de desestabilizar a quien va ganando en las preferencias electorales.
¿A quién de Morena se le ocurre sentarse con la autora de la campaña AMLO sí, Barbosa no? Solo a Armenta. Por cierto, dicha campaña que fue utilizada hasta el cansancio por los morenovallistas en todo el estado.
Perdón por el siguiente lugar común, pero es necesario: si camina como pato, si grazna como pato…
Cada paso que da Armenta sólo confirma que hay un entramado con toda la oposición de Barbosa para desestabilizarlo. Se ve que poco saben de Luis Miguel: Cuando fue presidente del PRD -en 1998- hubo muchos grupos internos que trataron de sacarlo de ese partido y nunca pudieron. Fue hasta que Moreno Valle pactó con Los Chuchos y hubo un enfrentamiento entre grupos en 2016 y aún así quedaron en ridículo los morenovallistas cuando se salió el barbosismo del partido del sol azteca.
Incluso, a Barbosa le sirvió dicha intentona porque le dio el pretexto ideal para sumarse al proyecto de Andrés Manuel López Obrador y jalar consigo una buena cantidad de senadores.
Barbosa ya fue vacunado con guerra sucia el año pasado, pues aún con ella se mantuvo en pie de lucha de julio a diciembre, y aún así nunca bajó la guardia. Armenta no ha visto contra quien se está enfrentando. Los que conocen la historia del PRD poblano saben a qué y a quién nos referimos, el candidato de Morena por las buenas es muy bueno, pero por las malas… diría ya saben quien.
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