Aunque normalmente los problemas de violencia escolar se confunden comúnmente con falta de disciplina, ésta deriva de procesos sociales, aseveró Nelia Tello Peón, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La especialista indicó que un mal manejo de la indisciplina puede convertirse en violencia en la escuela que se manifiesta en acciones como burlarse de los compañeros, golpearlos o ponerles apodos.

“No se trata de que siempre haya un cuidador que detecte y garantice que no haya actos de violencia, más bien debe haber un ambiente en donde no ocurran con regularidad”, comentó.

Tello Peón indicó que el acoso escolar es una forma de violencia que se da entre dos o más alumnos y está tipificado como una acción repetitiva y reiterada que implica poder, situación que debe ser atendida lo antes posible porque puede afectar el desarrollo emocional de los involucrados.

En ese sentido abundó que cuando se habla de una situación de ese tipo se hace alusión a un agresor y a una víctima, “pero todas las partes que intervienen son víctimas, pues quien ejerce violencia también es agredido de algún modo en otras circunstancias”.

Planteó incluso que la exclusión y el rechazo son componentes importantes de la violencia, pues en ocasiones, desde el punto de vista emocional, alguien prefiere ser víctima que ser ignorado, “cuando soy víctima juego una parte activa en un grupo, en cambio, si soy indiferente para los demás soy invisible”.

Ante este problema, opinó que se deben buscar soluciones, con ayuda de expertos. “En la actualidad, en el ámbito social las relaciones son muy agresivas, y para transformarlas en una convivencia solidaria en indispensable aceptar al otro”.